Monumento a Francisco de Miranda en Caracas.
Foto: Don Perucho (Flickr).
Foto: Don Perucho (Flickr).
Viviendo en Londres Francisco de Miranda se casó con la inglesa Sara Andrews, con quien tuvo dos hijos: Leandro y Francisco. En la misma ciudad fundó la logia “Gran Reunión Americana” donde coordinaba con algunos criollos sus planes de lucha por la independencia de Latinoamérica.
Recién en 1806 consiguió el apoyo del gobierno británico para encabezar una expedición libertadora en Venezuela. El 3 de agosto desembarcó en La Vela de Coro, pero encontró la ciudad abandonada. Los españoles habían convencido al pueblo para no ayudar a un “traidor” y “protestante” que “había vendido Venezuela a los ingleses”. Huérfano del apoyo de sus compatriotas Miranda regresó a Londres.
Una nueva oportunidad se le presentó en 1810. En Caracas los criollos mantuanos habían lograron derrocar al Capitán General Vicente Emparán, y acto seguido formaron una Junta de Gobierno. Una comisión del nuevo régimen, encabezada por Simón Bolívar, llegó a Londres y le invitó a Miranda a incorporarse al movimiento y contribuir en la lucha por la independencia.
Ya en Caracas Francisco de Miranda, con 60 años de edad, fue nombrado diputado del Primer Congreso Constituyente y miembro de la Sociedad Patriótica. Desde ambos cargos respaldó decididamente la Proclamación de la Independencia el 5 de junio de 1811. Cuando estalló la rebelión realista de Valencia Miranda fue nombrado Comandante en Jefe del Ejército patriota y dirigió una exitosa campaña que recuperó el control de la ciudad.
Lamentablemente, el devastador terremoto del 26 de marzo de 1812 fue aprovechado por el general español Domingo Monteverde, quien con tropas procedentes de Puerto Rico recuperó varias ciudades que estuvieron en poder de los patriotas, entre ellas Valencia. Ante la gravedad de la situación el Congreso de Venezuela nombró Dictador y Generalísimo a Francisco de Miranda con la difícil misión de salvar la República.
Miranda logró algunas victorias militares sobre los realistas, pero evitaba la total aniquilación de los enemigos y el castigo a los civiles colaboracionistas. Esto le permitió a los hispanos reagrupar sus fuerzas en Coro y Maracaibo y reemprender una sanguinaria campaña sobre Puerto Cabello y Valencia que obligó al Generalísimo a capitular el 25 de julio de 1812. Muy dolidos por el derrumbe de la Primera República, un grupo de oficiales patriotas, entre ellos Simón Bolívar, lo acusaron de traición. Lo arrestaron y entregaron a Monteverde, quien de inmediato lo envió prisionero al castillo de San Felipe de Puerto Rico. Poco después fue derivado a España.
Durante cuatro años Francisco de Miranda soportó vejaciones y torturas en la fortaleza de “La Carraca”, en Cádiz. En ese tiempo se mantuvo firme en sus convicciones independentistas, rechazando las promesas de libertad si juraba fidelidad a Fernando VII de España. Cuando planeaba su fuga a Gibraltar un ataque de apoplejía le quitó la vida el 14 de julio de 1816.
Ya en Caracas Francisco de Miranda, con 60 años de edad, fue nombrado diputado del Primer Congreso Constituyente y miembro de la Sociedad Patriótica. Desde ambos cargos respaldó decididamente la Proclamación de la Independencia el 5 de junio de 1811. Cuando estalló la rebelión realista de Valencia Miranda fue nombrado Comandante en Jefe del Ejército patriota y dirigió una exitosa campaña que recuperó el control de la ciudad.
Miranda logró algunas victorias militares sobre los realistas, pero evitaba la total aniquilación de los enemigos y el castigo a los civiles colaboracionistas. Esto le permitió a los hispanos reagrupar sus fuerzas en Coro y Maracaibo y reemprender una sanguinaria campaña sobre Puerto Cabello y Valencia que obligó al Generalísimo a capitular el 25 de julio de 1812. Muy dolidos por el derrumbe de la Primera República, un grupo de oficiales patriotas, entre ellos Simón Bolívar, lo acusaron de traición. Lo arrestaron y entregaron a Monteverde, quien de inmediato lo envió prisionero al castillo de San Felipe de Puerto Rico. Poco después fue derivado a España.
Durante cuatro años Francisco de Miranda soportó vejaciones y torturas en la fortaleza de “La Carraca”, en Cádiz. En ese tiempo se mantuvo firme en sus convicciones independentistas, rechazando las promesas de libertad si juraba fidelidad a Fernando VII de España. Cuando planeaba su fuga a Gibraltar un ataque de apoplejía le quitó la vida el 14 de julio de 1816.