2 jul 2010

LA FUNDACIÓN DE SAN MIGUEL DE TANGARARÁ

Monumento a Francisco Pizarro en Piura (noroeste del Perú).
Foto: SoniaRo (Flickr).

La fundación de San Miguel de Tangarará
Texto: Freddy Gómez

Cuando los españoles desembarcaron en Tumbes, encontraron la ciudad destruida. Era evidente que había sufrido un incendio y una matanza de sus pobladores tallanes. Al ser capturado, el curaca Chilimasa contó que fue un castigo de Atahualpa, porque los tumbesinos apoyaban a Huáscar en la guerra civil que desangraba el Tahuantinuyo. Pizarro convirtió a Chilimasa en su aliado, y éste le agradeció brindándole alimentos, mujeres e indios cargueros.

Acompañados de sus nuevos amigos tallanes, los españoles emprendieron la marcha al sur, llegando al pueblo de Poechos el 25 de mayo de 1532. El curaca Maizavilca los recibió amablemente, y le confirmó a Pizarro que los tallanes odiaban a Atahualpa por haber castigado con crueldad su adhesión a los huascaristas. El Capitán español le prometió dar muerte al "usurpador" y ayudar a Huáscar a recuperar el poder. Para sellar su amistad con Francisco Pizarro, Maizavilca le obsequió a uno de sus sobrinos, al que los cristianos bautizaron como Martinillo.

Reanudando la marcha, Pizarro llegó al pueblo tallán de Tangarará, a orillas del río Chira (región Piura). Aquí, el 15 de agosto de 1532, fundó su primera ciudad en el Perú: San Miguel de Tangarará. Utilizando adobes y troncos de algarrobo construyeron la iglesia y las primeras viviendas. Al poco tiempo, Francisco Pizarro se enteró de que los curacas tallanes de La Chira y Amotape eran partidarios de Atahualpa, y preparaban un ataque a San Miguel. Los españoles y sus indios auxiliares se adelantaron y capturaron a 13 curacas confabulados. Pizarro ordenó quemarlos vivos. Continúa aquí >>

FRANCISCO PIZARRO EN PUNÁ Y TUMBES

Los españoles llevados en balsas a la isla Puná, en el golfo de Guayaquil.
Imagen: El Bibliómata (Flickr).

Francisco Pizarro en Puná y Tumbes
Texto: Freddy Gómez

Por invitación del cacique Tumbala, Francisco Pizarro y sus hombres subieron a sus balsas para pasar a la isla Puná. Aquí los españoles saquearon los palacetes que tenían adornos de oro, tomaron a decenas de mujeres y liberaron a los prisioneros tumbesinos, con quienes tenían frecuentes guerras. Todo esto desencadenó la furia de los punaeños que se sublevaron para destruir a los barbudos, quienes lograron derrotarlos, pero perdiendo diez hombres y varios caballos. Hernando Pizarro fue uno de los heridos.

Después de cuatro meses de permanencia en Puná, en abril de 1532 Pizarro decidió pasar a Tumbes, por invitación de su cacique, Chilimasa. Pero cuando estaban desembarcando fueron ferozmente atacados por los tumbesinos, que lograron matar a tres de los cristianos. Pizarro ordenó buscar al jefe indígena para castigarlo por su traición. Un escuadrón al mando de Hernando de Soto logró capturar a Chilimasa, quien confesó que todo fue orden de Atahualpa, el nuevo emperador del Tahuantinsuyo. Continúa aquí >>

1 jul 2010

INICIO DEL TERCER VIAJE DE FRANCISCO PIZARRO

Francisco Pizarro y sus hermanos. Dibujo: Jorge Salazar.

Inicio del Tercer Viaje de Francisco Pizarro
Texto: Freddy Gómez

En su natal Trujillo Francisco Pizarro convenció a sus hermanos paternos Hernando, Gonzalo y Juan Pizarro, y al materno, Martín de Alcántara, para incorporarse a la Conquista del Perú. También se animaron otros parientes y vecinos entusiasmados con los relatos del flamante Gobernador.

Se acercaba la Navidad de 1529, cuando todos se dirigieron a Sevilla, donde se unieron tres oficiales reales (tesorero, contador y veedor). En tres barcos zarparon rumbo a San Lúcar de Barrameda, pasaron por la isla La Gomera, cruzaron el Oceano Atlántico y enrumbaron hacia Nombre de Dios, en el Caribe panameño.

En Nombre de Dios, los recibieron Diego de Almagro y Hernando de Luque. El primero enfureció al ver que sus títulos y sueldos eran muy inferiores a los obtenidos por Francisco Pizarro. También le molestó la presencia de sus hermanos, sobre todo del soberbio Hernando Pizarro. Se inició una acalorada discusión, que solo se alivió por mediación de Hernando de Luque.

Almagro, decidió permanecer en la Compañía del Levante, con la promesa de Pizarro de enviar procuradores a España para conseguirle sus títulos de Adelantado y Gobernador. Relativamente reconciliados, todos cruzaron el Istmo y llegaron a la ciudad de Panamá, donde iniciaron los preparativos para embarcarse rumbo al Perú.

El 20 de enero de 1531 ya todo estaba listo. Francisco Pizarro levó anclas en Panamá, llevando en navío a 180 hombres y 37 caballos. Navegaron con rumbo sur durante trece días, hasta que desembarcaron en la bahía de San Mateo, en el noreste de Ecuador. Pizarro y gran parte de sus soldados cruzaron este país por tierra, mientras que un grupo continuó navegando por el litoral. Después de atravesar la selva de Manabí, donde murieron algunos cristianos por enfermedades (verrugas de Coaque) y los ataques indígenas, Pizarro y los sobrevivientes llegaron al golfo de Guayaquil. Acto seguido, se embarcaron con rumbo a la Isla Puná, para poco después avistar Tumbes, la bella ciudad incaica que los había impresionado en el anterior viaje. Continúa aquí >>