1 jul 2010

INICIO DEL TERCER VIAJE DE FRANCISCO PIZARRO

Francisco Pizarro y sus hermanos. Dibujo: Jorge Salazar.

Inicio del Tercer Viaje de Francisco Pizarro
Texto: Freddy Gómez

En su natal Trujillo Francisco Pizarro convenció a sus hermanos paternos Hernando, Gonzalo y Juan Pizarro, y al materno, Martín de Alcántara, para incorporarse a la Conquista del Perú. También se animaron otros parientes y vecinos entusiasmados con los relatos del flamante Gobernador.

Se acercaba la Navidad de 1529, cuando todos se dirigieron a Sevilla, donde se unieron tres oficiales reales (tesorero, contador y veedor). En tres barcos zarparon rumbo a San Lúcar de Barrameda, pasaron por la isla La Gomera, cruzaron el Oceano Atlántico y enrumbaron hacia Nombre de Dios, en el Caribe panameño.

En Nombre de Dios, los recibieron Diego de Almagro y Hernando de Luque. El primero enfureció al ver que sus títulos y sueldos eran muy inferiores a los obtenidos por Francisco Pizarro. También le molestó la presencia de sus hermanos, sobre todo del soberbio Hernando Pizarro. Se inició una acalorada discusión, que solo se alivió por mediación de Hernando de Luque.

Almagro, decidió permanecer en la Compañía del Levante, con la promesa de Pizarro de enviar procuradores a España para conseguirle sus títulos de Adelantado y Gobernador. Relativamente reconciliados, todos cruzaron el Istmo y llegaron a la ciudad de Panamá, donde iniciaron los preparativos para embarcarse rumbo al Perú.

El 20 de enero de 1531 ya todo estaba listo. Francisco Pizarro levó anclas en Panamá, llevando en navío a 180 hombres y 37 caballos. Navegaron con rumbo sur durante trece días, hasta que desembarcaron en la bahía de San Mateo, en el noreste de Ecuador. Pizarro y gran parte de sus soldados cruzaron este país por tierra, mientras que un grupo continuó navegando por el litoral. Después de atravesar la selva de Manabí, donde murieron algunos cristianos por enfermedades (verrugas de Coaque) y los ataques indígenas, Pizarro y los sobrevivientes llegaron al golfo de Guayaquil. Acto seguido, se embarcaron con rumbo a la Isla Puná, para poco después avistar Tumbes, la bella ciudad incaica que los había impresionado en el anterior viaje. Continúa aquí >>