5 jun 2010

INICIO DEL SEGUNDO VIAJE DE FRANCISCO PIZARRO

Francisco Pizarro. Dibujo: Leventep (Deviantart).

Inicio del Segundo Viaje de Francisco Pizarro
Texto: Freddy Gómez

Mientras Francisco Pizarro y los sobrevivientes del Primer Viaje se quedaron en Chochama, Diego de Almagro y Hernando de Luque se entrevistaron en Panamá con el gobernador Pedro Arias Dávila. Éste enfureció por la miserable cantidad de oro obtenido, pero mantuvo su apoyo político a la empresa. Después de tres meses de preparativos Almagro zarpó de Panamá en diciembre de 1525. Levaba como piloto al experimentado Bartolomé Ruiz y entre sus 110 soldados tenía al artillero griego Pedro de Candia. Se dirigieron a Chochama, donde recogieron a Francisco Pizarro y los 50 sobrevivientes del Primer Viaje.

Desde Chochama se dirigieron al fortín del Cacique de las Piedras o Pueblo Quemado, donde se vengaron del anterior ataque matando a muchos indígenas y destruyendo sus aldeas. Continuaron hacia el sur varias semanas de navegación, parando en algunos puntos para conseguir comida, pero eran atacados por los indios flecheros, mosquitos y caimanes. Por fin, llegaron al río San Juan, donde encontraron alimentos y un apreciable botín de oro. Pero al continuar su exploración fueron atacados por los nativos y murieron varios españoles.

Los que escaparon se refugiaron en la cercana isla de la Magdalena. Desde aquí atacaron la provincia de las Barbacoas, llamada así por las casas en las copas de los arboles que tenían los indios. Consiguieron comida, sobre todo maíz, y retornaron al delta del río San Juan, donde Pizarro decidió enviar al navío Santiago a Panamá, con Diego de Almagro, para conseguir refuerzos en Panamá. Al mismo tiempo, envió al sur al barquichuelo San Cristóbal, con piloto Bartolomé Ruiz, para “descubrir lo más que pudiese”. Continúa aquí >>

28 may 2010

EL PRIMER VIAJE DE FRANCISCO PIZARRO (CONTINUACIÓN)

Francisco Pizarro. Dibujo: Suárez del Árbol.

El primer viaje de Francisco Pizarro
Texto: Freddy Gómez (Continuación)

El 2 de enero de 1525, partió Hernando de Montenegro desde Puerto de Hambre hacia el Archipiélago de las Perlas. Después de veintiseis días de espera, Francisco Pizarro y sus moribundos soldados por fin vieron regresar al navío Santiago cargado de víveres, medicinas, armas y soldados de refuerzo. Todos se abrazaron y tuvieron un merecido banquete con los lechones y el maíz que trajo Montenegro, para después zarpar y continuar con rumbo sur. En los primeros días de febrero encontraron una playa y desembarcaron. La llamaron Puerto de la Candelaria y penetraron dos leguas por los montes, hasta que hallaron una aldea abandonada, con abundante maíz, tubérculos comestibles, carne de cerdos silvestres y oro valorizado en 600 pesos. Pero gran sorpresa se llevaron cuando encontraron ollas calientes con brazos y piernas de seres humanos. Rápidamente, retornaron al mar y continuaron la navegación.

Bordearon varias leguas de costas colombianas llenas de tupidos manglares hasta que apareció en la orilla una aldea sin indios y una fortaleza de madera sobre un promontorio rocoso. Lo llamaron primero Puerto de las Piedras y desembarcaron. Cuando exploraban los alrededores, aparecieron cerca de tres mil indios pintados de rojo y amarillo gritando y arrojando muchas piedras, lanzas y flechas. Los cristianos se replegaron hacia el fortín perseguidos por los nativos que herían o mataban a los rezagados. Francisco Pizarro combatía con su espada y rodela, cuando de pronto tropezó y rodó por una cuesta, quedando quieto varios segundos. Mientras sus soldados peleaban atrincherados en el fortín de madera, Pizarro se levantó y siguió luchando sin ayuda, hasta que una pedrada y varios flechazos lo volvieron a tumbar en la arena. Los indígenas lo creyeron muerto y emprendieron retirada. Los españoles también lo creyeron finado y cuando bajaron para recogerlo se alegraron de verlo con vida. El terrible ataque arrojó el saldo de 5 muertos y 17 heridos entre los hispanos.

Algo recuperado, Francisco Pizarro ordenó levar anclas con rumbo norte. Había decidido regresar hasta Chochama, cerca de Panamá, a la espera de los refuerzos de Diego de Almagro. Pero éste ya estaba viajando al sur y se cruzaron en alta mar. A bordo del navío San Cristóbal, Almagro y 70 soldados avanzaron por el litoral colombiano siguiendo las huellas dejadas por Pizarro en las cortezas de los árboles. Cuando llegaron al Puerto de las Piedras desembarcaron y sufrieron la terrible acometida de los indígenas de piel pintada. En el combate un flechazo le cayó en el rostro al capitán manchego y le destrozó el ojo derecho. Cuando algunos indios se acercaban para rematarlo, un esclavo negro de Juan Roldán lo rescató y puso a buen recaudo. Antes de embarcarse nuevamente, los hispanos incendiaron el fortín y la aldea indígena, para luego rebautizarla como Pueblo Quemado.

Almagro y sus hombres todavía buscaron a Pizarro algunas leguas al sur, llegando hasta el río San Juan, donde decidieron dar media vuelta para volver al Archipiélago de las Perlas. Aquí se enteraron que sus compañeros estaban esperándolos en Chochama y hacía allí se dirigieron. El reencuentro fue conmovedor. Ambos jefes heridos se abrazaron y juraron no darse por rendidos. Continúa aquí >>

24 may 2010

EL PRIMER VIAJE DE FRANCISCO PIZARRO

Pizarro y sus hombres explorando la selva tropical colombiana.
Dibujo: Jorge Salazar.

El Primer Viaje de Francisco Pizarro
Texto: Freddy Gómez

El 14 de noviembre de 1524 Francisco Pizarro y 112 hombres zarparon del puerto de Panamá a bordo de un navío llamado Santiago. Un segundo barquichuelo de nombre San Cristóbal estaba en reparaciones para partir próximamente al mando de Diego de Almagro. Pizarro pasó por la isla Taboga y enrumbó hacia el Archipiélago de las Perlas, desembarcando en la isla de Terarequí. Aquí se aprovisionó de comida, agua y leña, y esperó vientos favorables para navegar hacia el sureste. Su primer objetivo era conquistar y saquear las tierras del cacique Birú, exploradas por Pascual de Andagoya dos años antes.

El 13 de diciembre, el capitán trujillano levó anclas dirigiéndose al sur de la Punta de Garachine. Desembarcó en Puerto Piñas y llevó a sus soldados a explorar el interior, encontrando solo montañas y chozas abandonadas. Embarcados nuevamente, prosiguieron hacia el sur hasta detenerse en Puerto Deseado, donde buscaron algún pueblo con comida, para pasar la noche navideña, pero no lo hallaron. Navegando más al sur pasaron la Navidad a bordo, compartiendo las escasas provisiones que quedaban. Los últimos días del año tuvieron que enfrentar las tempestades que hacía zarandear la frágil nave. Y empezó a cundir el miedo entre los soldados, que contemplaban los elevados y tupidos manglares colombianos, lleno de insectos, boas y caimanes.

Cuando por fin encontraron una playa, Francisco Pizarro ordenó el descenso para buscar comida. Para su desdicha, las aldeas de indios que encontraban estaban abandonadas y sin alimentos. Los españoles tuvieron que comer yerbas y frutas desconocidas. Muchos se maldecían por haber salido de Panamá creyendo en Pizarro. Muy preocupado, éste ordenó a Hernando de Montenegro que lleve el barco al Archipiélago de las Perlas y regrese con bastimentos lo más pronto posible. Veintitres días demoró Montenegro. Mientras tanto, en el campamento de Puerto de Hambre, Pizarro vio morir a veintisiete de sus hombres, unos por la malaria y otros por inanición. A los sobrevivientes los alentaba recordándoles lo ricos que iban a ser y les narraba historias de españoles que encontraron fabulosos tesoros después de muchos peligros y sufrimientos. Continúa aquí >>