10 may 2010

LA FUNDACIÓN DE PANAMÁ EN 1519

Pedro Arias Dávila, "Pedrarias", el fundador de Panamá.
Imagen: Bruceruiz.

La fundación de Panamá en 1519
Texto: Freddy Gómez

La belicosidad de los indios kunas contra la ciudad de Santa María de la Antigua y las constantes noticias sobre las grandes riquezas de las costas del Mar del Sur hicieron que el gobernador Pedro Arias Dávila tomara la decisión de fundar una nueva ciudad en el golfo de San Miguel. Así, el 15 de agosto de 1519 nació Nuestra Señora de la Asunción de Panamá, capital de la gobernación de Castilla de Oro y primera ciudad española a orillas del Océano Pacífico.

Rápidamente, creció la nueva urbe con la llegada de muchos cristianos que soñaban con la conquista de tribus o reinos indígenas llenos de oro, plata, perlas y piedras preciosas. También se acomodaron burócratas, frailes, artesanos y comerciantes que también deseaban participar de las crecientes ganancias que producía la cruenta explotación de los indios.

Entre los vecinos fundadores de Panamá se encontraban los soldados Francisco Pizarro y Diego de Almagro. Se conocieron en Santa María de la Antigua en 1514 y se hicieron muy amigos en las diversas campañas de exploración y conquista de las tribus indígenas de la región del Darién. En Panamá, se hicieron propietarios de un gran establo, convirtiéndose en socios de un rentable negocio de venta de ganado vacuno. Pizarro, además, poseía una encomienda de trescientos indios en la pequeña isla de Taboga. Se convirtió en uno de los vecinos principales y más ricos de Panamá, llegando, incluso, a ejercer los cargos de visitador, regidor y alcalde entre 1520 y 1523.

En 1520, llegaron a Panamá las primeras noticias sobre las hazañas de Hernán Cortés y los fabulosos tesoros que obtenían sus hombres en tierras de los aztecas. Centenares de soldados y aventureros se dirigieron a México para incorporarse a su conquista. Pizarro y Almagro no estuvieron entre ellos. Ambos presentían que un imperio más grande y rico esperaba por ellos en el Mar del Sur. Continúa aquí >>

8 may 2010

BICENTENARIO DE INDEPENDENCIA DE ARGENTINA

Cabildo Abierto de Buenos Aires, donde los patriotas criollos decidieron expulsar al virrey Hidalgo de Cisneros. Pintura: Juan Manuel Blanes.

Bicentenario de la Independencia de Argentina

El próximo 25 de mayo de 2010 la hermana República de Argentina celebra el bicentenario del derrocamiento de Baltasar Hidalgo de Cisneros, el último virrey español del Río de la Plata. Aquel histórico día el pueblo de Buenos Aires vio nacer el primer gobierno de Argentina independiente, el único de Sudamérica que logró resistir la arremetida de las fuerzas reaccionarias coloniales en la década de 1810.

Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros. Imagen: Centro Virtual Cervantes.

Ya en 1776, Buenos Aires había se había independizado del Virreinato del Perú, al convertirse en la capital del nuevo Virreinato del Río de la Plata, y dos años después fue favorecido con el Decreto de Libre Comercio, que le permitió el intercambio directo con España. Pero el entusiasmo de los criollos se disipó rápidamente al ver que las reformas del rey Carlos III incluían dar preferencia a los españoles en los nuevos cargos burocráticos y los privilegios comerciales. Los criollos de clase alta se atrincheraron en el Cabildo, y en su seno madurarían las conspiraciones patriotas a comienzos del siglo XIX.

La oportunidad de demostrar su capacidad de organización y lucha llegó en 1806, cuando Buenos Aires fue atacada e invadida por los ingleses. Mientras el virrey Rafael de Sobremonte huía con muchos chapetones hacia el interior, los criollos combatieron al lado del francés Santiago de Liniers, logrando derrotar y expulsar a los invasores. En 1807, los volvieron a vencer. El pueblo bonaerense se organizó en milicias armadas convenientemente para enfrentar nuevas arremetidas. El jefe de estas tropas criollas era Cornelio Saavedra, futuro protagonista de la Revolución de Mayo de 1810.

General Cornelio Saavedra. Foto: Bastique (Flickr).

En 1809, la Junta Central de Sevilla envió como nuevo virrey a Baltazar Hidalgo de Cisneros, quien ordenó la desmovilización de las milicias y el restablecimiento del monopolio comercial español, pero los criollos rechazaron ambas medidas. Mantuvieron sus tropas armadas y presionaron por la tolerancia de comercio con Inglaterra, que ahora era aliada de la Junta Central de España en la guerra contra Napoleón. El virrey, consciente de la debilidad de sus fuerzas y sin esperanza de recibir ayuda de la metrópoli, aceptó las demandas de Buenos Aires.

Un grupo de criollos separatistas se reunía secretamente discutiendo diversos planes para derrocar al virrey, aprovechando la guerra en España. Los más activos eran los militares Cornelio Saavedra y Miguel de Azcuénaga, los abogados Manuel Belgrano, José Castelli y Mariano Moreno, y los comerciantes Juan Larrea y Domingo Matheu. Solo esperaban un acontecimiento propicio para entrar en acción y tomar el poder. El 17 de mayo de 1810 llegó una noticia que desencadenó la revolución. En España había caído la Junta Central, la que había nombrado virrey a Hidalgo de Cisneros, y se había instalado un Consejo de Regencia, arrogándose la representatividad de España y las colonias. En los días siguientes los conspiradores movilizaron las milicias y convocaron al pueblo a Cabildo Abierto y destituyeron al virrey, declarando que su autoridad era ilegítima, al no existir la Junta que le había otorgado el cargo. Los españoles no pudieron evitar que el día 25 de mayo de 1810 los rebeldes formaran la Primera Junta de Gobierno, encabezada por Cornelio Saavedra e integrada por idealistas criollos, inspirados en las banderas de la Revolución Francesa y la Independencia de Estados Unidos.

Local del Cabildo de Buenos Aires. Foto: Ing Cam (Flickr).

Por algunos años, los rioplatenses utilizaron la “máscara de Fernando”; es decir, decían reconocer a Fernando VII como su legítimo monarca. Pero en la práctica, combatieron todos los intentos de restaurar el colonialismo. En 1816, en el Congreso de Tucumán, los argentinos declararon su independencia, levantando las banderas de la libertad sudamericana. Sabían que grandes dificultades y conflictos internos les aguardaban, pero estaban decididos a mantenerse libres de cualquier dominación extranjera, para siempre.

Pirámide de Mayo, en la Plaza de Mayo, Buenos Aires. Foto: Vtveen (Flickr).

7 may 2010

PRIMERAS EXPEDICIONES EN BUSCA DEL IMPERIO DE LOS INCAS

Pedro Arias Dávila, "Pedrarias". Foto: Hawkinsa90 (Flickr).

Primeras expediciones en busca del Imperio de los Incas
Texto: Freddy Gómez

Muchos historiadores opinan que las noticias sobre un fabuloso reino a orillas del Mar del Sur que dio el indio Panquiaco a Vasco Núñez de Balboa se referían al Imperio de los Incas. En el golfo de San Miguel, ya en el Pacífico panameño, el cacique Tumaco le confirmó a Balboa que “por aquella costa en adelante había grande cantidad de oro, y ciertos animales sobre que ponían sus cargas las gentes della”, incluso dibujó en la arena “las ovejas de aquella tierra”, o sea las llamas del Tahuantinsuyo. Esto ocurrió a finales de 1513.

Como vimos en la biografía de Balboa, este caudillo anhelaba liderar la conquista de las prometedoras tierras del Sur, pero en 1514 llegó el nuevo gobernador Pedro Arias Dávila, quien le puso mil y un obstáculos, llegando al extremo de ordenar su captura y decapitación en 1519. El mismo año de su llegada a Santa María de la Antigua, "Pedrarias" le encargó al capitán gallego Francisco de Becerra encabezar una expedición por la costa del Mar del Sur. Becerra cruzó el istmo de Panamá y llegó al golfo de San Miguel. Aquí tuvo noticias de tierras muy ricas hacia el suroriente, pertenecientes a un cacique llamado Birú. Entonces, siguió navegando, pasó por la región de Chochama y descubrió la punta de Garachine, donde termina el golfo de San Miguel. No se atrevió a arriesgarse más y a comienzos de 1515, regresó a Santa María de la Antigua saqueando las aldeas indígenas que encontraba en su camino.

Casi de inmediato, Pedrarias envió al capitán Gaspar de Morales rumbo a las islas de Terarequí, conocidas también como el archipiélago de las Perlas. Llevó ciento cincuenta hombres y su lugarteniente fue Francisco Pizarro. Al llegar al golfo de San Miguel los hispanos capturaron algunas canoas y avanzaron hacia el archipiélago, donde después de fieros combates contra los nativos de apoderó de varias canastas repletas de perlas. Regresando a la costa, Morales y Pizarro decidieron atravesar la punta de Garachine, para conocer al cacique Birú, poseedor de muchas riquezas. Escogieron sesenta hombres y enrumbaron hacia el sur, pero fracasaron por la enconada resistencia de los indios. De regreso a Santa María de la Antigua, incendiaron varios pueblos y mataron muchos prisioneros, incluso mujeres y niños. Continúa aquí >>