27 jul 2008

EL TRATADO DE PAZ DE SICUANI DE 1782

Cusqueños de Tinta, tierra de los Túpac Amaru. Foto: Martín Chambi.



Fieros combates desangraron aún más el sur del Cusco y la meseta del Collao, hasta que el inspector general español José del Valle ofreció un indulto en nombre del virrey Jáuregui y el rey Carlos III. Diego Túpac Amaru decidió acogerse a la oferta de paz comprendiendo que ya era muy lejana la posibilidad de derrotar al ejército realista.

El 27 de enero de 1782 se firmó el Tratado de Paz de Sicuani por el cual el caudillo y muchos de sus compañeros de armas juraron fidelidad al Rey de España; sin embargo poco después el jefe indígena fue capturado. Lo acusaron de seguir enviando cartas o otros rebeldes, tener escondidas más armas y de no devolver los caudales sustraídos durante la sublevación.

Su ejecución fue atroz. Lo sacaron de prisión, lo ataron a un caballo que lo arrastró por las calles de Sicuani. Antes de ahorcarlo en la plaza principal, lo torturaron con una gran tenaza de hierro arrancándole piel y músculos de su cuerpo.

Bibliografía:
 - DURAND Flores, Luis, El plan político de Túpac Amaru, editorial AVE, Lima , 1993.
- VALCARCEL, Carlos Daniel, La Rebelión de Túpac Amaru II, editorial Peisa, Lima, 1973.
- VEGA, Juan José, Historia General del Ejército Peruano, Tomo III, imprenta del Ministerio de Guerra, Lima, 1981.

26 jul 2008

EL ÚLTIMO VIRREY DEL PERÚ


Don José de San Martín pudo ingresar a Lima y proclamar la Independencia en julio de 1821 porque el Virrey José de La Serna se retiró a la sierra para organizar mejor la resistencia realista. Tres años más duró su gobierno hasta que por fin fue derrotado y capturado en la batalla de Ayacucho.


A continuación transcribimos una reseña biográfica del último virrey del Perú, don
José de La Serna, el conde de los Andes.

JOSÉ DE LA SERNA (1770-1832)
Autor: Jhon Fisher *

Oriundo de Jerez de la Frontera, La Serna fue un soldado profesional que combatió en la defensa de Ceuta en 1790, y nuevamente contra los ingleses, y posteriormente con los franceses, durante el largo ciclo de guerras europeas de 1796-1814. Luego de la restauración de Fernando VII como monarca absoluto en Madrid, el mariscal de campo La Serna y otros oficiales veteranos, entre ellos Jerónimo Valdés, Antonio Seoane, Fulgencio Toro y Valentín Ferraz, fueron enviados al Alto Perú en mayo de 1816, en parte para fortalecer la presencia peninsular en una zona en donde la causa realista había sido defendida por tropas peruanas desde 1809, y en parte para sacar de España a oficiales superiores sospechosos de haber complotado para restaurar la constitución de 1812, La Serna marchó directamente al Alto Perú, aparentemente ofendiendo al nuevo virrey, Pezuela –él mismo una comandante anterior del ejército de dicho lugar-, quien esperaba que el visitara en Lima para recibir consejos de cómo manejar su nuevo puesto. Militarmente, La Serna con encontró ningún problema real en el Alto Perú, pero políticamente se hizo rápidamente de enemigos una ves que decidiera reorganizar los regimientos de la milicia local, supuestamente para facilitar el ascenso de sus subordinados peninsulares. También discrepó en lo esencial de la estrategia que Pezuela siguiera en Chile en 1817, y al año siguiente logró obtener el permiso de Madrid para regresar a España. Al final, Pezuela le persuadió para que aceptara el nombramiento de teniente general –el rango más alto de la institución militar española- y permaneciera en Lima para ayudar a defender el Perú de la amenaza de una invasión procedente de Chile.

Los detalles de los acontecimientos subsiguientes se examinan en el capítulo 6 (Libro: El Perú Borbónico). En pocas palabras, La Serna discrepó con los intentos de Pezuela por conservar Lima a cualquier costo una vez que las fuerzas de San Martín arribaron en 1819, y en enero de 1821 fue nombrado virrey por lo oficiales de mayor jerarquía del ejército realista, después de que éstos depusieron a su predecesor. Luego de negociar brevemente y con poco entusiasmo con San Martín sobre la posibilidad de poner un Perú autónomo bajo el mando de un príncipe Borbón, La Serna evacuó Lima en julio de 1821 y llevó su ejército a la sierra, en donde estableció su cuartel general al comienzo en Huancayo y luego en Cuzco. Después de una tenaz resistencia contra las fuerzas de San Martín primero, y posteriormente contra las de José de Sucre, el virrey encabezó el ejército realista que fuera derrotado en Ayacucho el 9 de diciembre de 1824. Herido en la batalla, La Serna dejó el Perú en enero de 1825, en compañías de otros oficiales de alta graduación, en el viaje que le llevó de vuelta a España y a una amarga polémica, sobre todo con Pezuela, acerca de las razones por las que se perdió el Perú. Honrado con el título de conde de los Andes y nombrado capitán general de Granada en 1831, La Serna falleció en Sevilla en julio de 1832. En consecuencia, él desapareció de la escena antes de que surgiera el ayacuchismo –el ascenso a la prominencia en la política española de los veteranos de la campaña peruana, entre ellos Rafael Maroto, Ramón Rodil (quien en realidad no estuvo en Ayacucho) y Baldomero Espartero- a finales de la década de 1830.

*Fuente:
- FISHER, John, El Perú Borbónico, IEP, Lima, 2000.

IMPUESTOS EN LA COLONIA

Los impuestos en el Perú Colonial

En la etapa colonial los principales impuestos fueron:

1. El QUINTO REAL 
Lo debían pagar los dueños de minas, con la quinta parte de sus ganancias de oro o plata. En el siglo XVIII, se redujo al DÉCIMO REAL para impulsar la explotación minera.

2. EL ALMOJARIFAZGO 
Lo debían pagar los importadores y exportadores de mercancías. Era el impuesto aduanero.

3. LA ALCABALA 
Lo debían pagar los comerciantes locales por la venta de bienes en general.

4. LA MEDIA ANATA 
Lo debían pagar los funcionarios del Estado, con la mitad de sus ganancias del primer año de empleo.

5. El TRIBUTO 
 Lo debían pagar los indios de cédula (comunes). El pago era comunal por cada reducción (pueblo de indios).

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