Javier Fonseca Santa Cruz, el descubridor del "Señor de Wari" o "Señor de Vilcabamba". Foto: Diario El Peruano.
Aquí tenemos el interesante relato del periodista cusqueño Jesús Manya Salas sobre el hallazgo del "Señor de Wari", también llamado "Señor de Vilcabamba". El texto se basa en las declaraciones de Javier Fonseca Santa Cruz, el joven arqueólogo peruano que encabezó el equipo que hizo el sensacional descubrimiento en octubre del año pasado.
Máscara del Señor de Wari. Foto: Giancarlo Shibayama (El Comercio).
El Descubrimiento del Señor de Wari
Autor: Jesús Manya Salas. Blog: "Artículos y Ensayos"
¡Carajo es un señor Wari! gritamos los veinticinco trabajadores, dice emocionado Javier Fonseca Santa Cruz, todavía no salíamos de la alegría de tamaño descubrimiento, cuando todos fuimos encañonados por una veintena de “cumpas” que nos preguntaron de qué se trataba, en unos segundos logramos tapar con un montón de tierra a nuestro hallazgo y disimulando explicamos del trabajo, no entendieron mucho del asunto y se retiraron a la jungla de la selva, en cinco minutos pasamos dos momentos de alegría y angustia. ¡Carajo el Señor de Vilcabamba, se ha defendido! Gritamos y nos abrazamos.
No era la primera vez que incursionaban los senderistas, lo hicieron en varias ocasiones de día y noche en los tres años que hemos venido trabajando en Espíritu Pampa, comenta más tranquilo el antropólogo investigador, nuestra única defensa era la entrega al trabajo frente a un pelotón completamente armado hasta los dientes.
Iniciamos el trabajo desde el año 2008, con el proyecto de investigar básicamente las construcciones y restos de la cultura Inka, durante nuestra formación profesional, habíamos aprendido que Vilcabamba fue fundado por Manco Inka como uno de los últimos bastiones de resistencia. Durante los primeros años logramos ubicar el contexto arqueológico, luego concentramos nuestra investigación a unos cuatrocientos metros cuadrados, señala Fonseca Santa Cruz.
Excavaciones en Espiritu Pampa (Vilcabamba, Cusco). Foto: Agencia Andina.
El largo y paciente trabajo del desmonte de arboles y tierra, fue sacrificado y tenaz, fue por el mes de junio del 2010 que empezamos a tener los planos relativamente más claros y empezó a configurarse el contexto de construcciones octogonales, con partes definidas de uso administrativo, ceremonial y otra parte que no quedaba muy claro.
Por esos días encontramos la primera pieza cerámica, que tenía todas las características de la cultura Nazca, luego de analizarla pensábamos que probablemente se trataba de un utilitario que llegó circunstancialmente como un objeto de decoración a un culto. Volvimos a emprender la tarea y encontramos la parte de las construcciones de una cámara funeraria. Teníamos una corazonada razona el profesional responsable de Vilcabamba.
Las pulsaciones y exigencias del trabajo, hicieron que apuramos la acción porque se venían la época de lluvias, una primera sorpresa llegó cuando encontramos a dos personalidades que hacían antesala de la cámara principal, los cuales tenían un conjunto de armas, cerámicos y atavíos metálicos, al analizarlas llegamos a la conclusión de que estábamos en una construcción Wari, por las características de los colores y figuras pintados en los cerámicos y en la indumentaria metálica que respondía a lo que se llama el Horizonte Medio en que se desarrolló la Cultura Wari entre el 500 y 1000 años DC. Esa fue nuestra primera conclusión dice emocionado el entrevistado.
Hacha del Señor de Wari. Foto: Giancarlo Shybayama (El Comercio).
Desde setiembre trabajamos prácticamente las 24 horas del día, hasta que en la excavación encontramos la cista del personaje que estaba rodeado por una parafernalia de armas, joyas y cuando encontramos las máscara y la pechera, gritamos ¡Carajo es un Wari importante!, estábamos tratando de sacar con sumo cuidado las piezas, que por las inclemencias estaban sumamente deterioradas y oxidadas; cuando de repente uno de los asistente gritó, vienen los “cumpas” refiriéndose a los senderistas, como si se tratara de la vida o la muerte, lo volvimos a enterrar en apenas unos segundos con mucho cuidado y salimos al exterior del mausoleo.
Desviamos las conversaciones y se fueron caminando los “tucos”, terminamos de volver a desenterrar todo y contra el tiempo a trabajar para el traslado a la punta de carretera que está ocho horas de caminata por bosques intensos y con las primeras lluvias.
El día que emprendimos el traslado, firme y emocionado les dije que debíamos cuidar nuestro equipaje más que nuestra vida, evitar cualquier caída o resbalón por la fragilidad de nuestra encomienda, tanta era la presión que no descansamos ni un momento, como lo hacíamos en anteriores ocasiones que íbamos o regresábamos, llegamos y montamos a los carros para traerlos al laboratorio, dice tranquilo como un deber cumplido el arqueólogo.
Botella de cerámica. Foto: Felipe Tapia (RPP).
Desde diciembre hasta hoy desarrollamos el trabajo de análisis, que ustedes ahora ya conocen, se trata del Señor de Vilcabamba, ese es su nombre original que todos los trabajadores lo hemos bautizado el día de su hallazgo, sabemos que se trataba de una autoridad de una edad de 25 a 35 años como arrojan las primeras investigaciones de su dentadura, lamentablemente por las lluvias y la humedad toda su estructura osea y vestimenta ha desaparecido, culmina emocionado Javier Fonseca Santa Cruz.
Hay mucho trabajo que realizar, estamos en la fase inicial del análisis e interpretación, soy consciente que estamos abriendo una nueva etapa de la investigación en el Cusco, casi todos nos habíamos especializado en el inkanismo, ahora tenemos que tener otra mirada más amplia en el tiempo y en el espacio por ejemplo con la influencia Wari en el Antinsuyo y su convivencia con los Inkas, porque las evidencias señalan que estos conocían del panteón y la respetaron, en cambio los waqueros de estos tiempos lograron excavar en cinco lugares, felizmente sin llegar al Señor de Vilcabamba, que resistió al tiempo, a la lluvia, a los waqueros y a los senderistas, termina con una tarea cumplida esta conversación llena de sinceridad y respeto profesional por todos sus trabajadores y jefes, don Javier Fonseca Santa Cruz un hombre joven y sencillo, que ahora es el blanco de las fotos y preguntas de todos los especialistas y medios.
Tesoros del Señor de Wari. Foto: Giancarlo Shibayama (El Comercio).