Difundimos la entrevista al arqueólogo Peter Kaulicke realizada por José Gabriel Chueca y publicada hoy por el diario Perú 21. Kaulicke es uno de los principales especialistas sobre nuestra etapa precerámica; sus investigaciones buscan resolver preguntas claves sobre los orígenes del hombre peruano, los primeros domesticadores y el surgimiento de las más antiguas sociedades complejas.
Peter Kaulicke: De adolescente leía de países exóticos...como el Perú
Vía Perú 21
El departamento de Arqueología de la Universidad Católica ha cumplido 25 años. Conversamos con Peter Kaulicke, presente desde entonces y fundador y director del Boletín de Arqueología PUCP, importante publicación que cumple diez años. Este arqueólogo alemán ha hecho su vida en el Perú.
"Cuando era adolescente, me gustaba mucho leer sobre historia, arqueología y países exóticos... así comencé a interesarme en el Perú. Eran libros sobre la conquista. Uno siempre se pone del lado de los más débiles, no del lado español. Más tarde, eso coincidió con que en la Universidad de Bonn, donde estudié, había un profesor que conocía el Perú", recuerda Peter Kaulicke.
¿Cuándo vino por primera vez?
Yo tenía un hermano que murió en un accidente de auto. Eso causó obviamente problemas familiares; entonces, me fui a Austria a estudiar. De regreso, me ofrecieron participar en un proyecto en el Perú. Así comenzaron mis contactos con la Universidad Católica, en Riva Agüero, cuando todavía no existía la especialidad de Arqueología. Vivía la doctora Josefina Ramos de Cox, que era una persona muy simpática.
¿Qué hizo en el Perú?
Llegué en el 71. Entré a San Marcos, a un proyecto un poco mayor, en la puna de Junín, arriba de 4 mil metros. Estuve por ahí. Se trataba de ocupaciones muy antiguas, muy tempranas, de cazadores. Con eso hice mi tesis doctoral. Me quedé como hasta el 76.
¿Hubo contraste entre su imagen del Perú y lo que encontró?
Bueno, era muy joven todavía. Yo tenía, lógicamente, ideas equivocadas. Me dijeron que aquí nunca llovía y había tremendas garúas (ríe). Como estudiante tuve la oportunidad de viajar mucho y pude conocerlo bastante. En esos años el terrorismo no le impedía a uno viajar. Uno viajaba y entraba en contacto con colegas. Todo eso me sirvió mucho para tener una base sólida del conocimiento de la arqueología de acá.
¿Usted hablaba castellano?
No muy bien. En Alemania aprendí un poco, antes de venir.
¿Con qué arqueólogos trabajó?
Ya mencioné a la doctora Josefina Ramos de Cox. En San Marcos, conocí a Luis Lumbreras, a Ramiro Matos Mendieta, que ahora es más conocido en Estados Unidos que en el Perú, a Rosa Fung, entre otros. Luego, regresé a Alemania pero aquí, en la Universidad Católica, tenían interés en crear la especialidad de Arqueología. Me invitaron y vine. La especialidad se creó en el 83. Quería una contraparte a Arqueología de San Marcos. Allá, esta disciplina ya se había separado de Antropología.
¿A qué se refiere?
A que estaban juntas. Lumbreras y los demás se llamaban antropólogos antes que arqueólogos, por lo tanto también tenían cursos de esa especialidad... fuera de Marxismo y lo demás. Matos Mendieta pensaba que era mejor separar ambos temas, lo cual, a la larga, quizá no haya sido lo mejor. Ahora hay como seis o siete lugares en el país que ofrecen Arqueología, lo cual aún no ofrece buena cobertura porque, en el Perú, hay arqueología por todos lados y el Instituto Nacional de Cultura no alcanza.
Este año el Boletín de Arqueología PUCP cumple 10 años.
El seminario en Riva Agüero tenía una revista muy sencilla sobre las excavaciones que hacían. Pero con la muerte de Josefina Ramos de Cox, en el 74, prácticamente murió la revista y, durante mucho tiempo, no hubo ninguna publicación. En el 97 comenzamos nuevamente con una revista. Me hice cargo y usé el mismo nombre, para que se notara continuidad, pero el concepto es distinto. Se hace mucho más.
No hay muchas publicaciones al respecto, ¿no?
Casi no hay revistas arqueológicas. Los estudiantes a veces publican alguna, pero no logran gran difusión. La idea es que sea una revista de nivel aceptable en el exterior. Deben seguirse ciertas reglas para eso. Uno no puede aceptar cualquier cosa. Cada número debe tener un tema específico. Y así ha sido en los nueve números publicados hasta ahora. Hemos hecho simposios previos. También hemos tenido invitados de disciplinas afines, para enriquecer la revista porque la Arqueología no puede existir sola.
Su interés como arqueólogo está en los tiempos tempranos. Esos restos son menos vistosos que la cerámica o la arquitectura.
Efectivamente, hay materiales espectaculares. Por otro lado, hay problemas espectaculares. Y yo no estoy muy interesado en esos. Me interesan otros: ¿cómo llegó el hombre aquí, cómo se adaptó, qué sucedió en la domesticación? ¿Cómo se crean sociedades complejas? Eso me interesa. La cerámica y la arquitectura son el resultado de eso.
Peter Kaulicke: De adolescente leía de países exóticos...como el Perú
Vía Perú 21
El departamento de Arqueología de la Universidad Católica ha cumplido 25 años. Conversamos con Peter Kaulicke, presente desde entonces y fundador y director del Boletín de Arqueología PUCP, importante publicación que cumple diez años. Este arqueólogo alemán ha hecho su vida en el Perú.
"Cuando era adolescente, me gustaba mucho leer sobre historia, arqueología y países exóticos... así comencé a interesarme en el Perú. Eran libros sobre la conquista. Uno siempre se pone del lado de los más débiles, no del lado español. Más tarde, eso coincidió con que en la Universidad de Bonn, donde estudié, había un profesor que conocía el Perú", recuerda Peter Kaulicke.
¿Cuándo vino por primera vez?
Yo tenía un hermano que murió en un accidente de auto. Eso causó obviamente problemas familiares; entonces, me fui a Austria a estudiar. De regreso, me ofrecieron participar en un proyecto en el Perú. Así comenzaron mis contactos con la Universidad Católica, en Riva Agüero, cuando todavía no existía la especialidad de Arqueología. Vivía la doctora Josefina Ramos de Cox, que era una persona muy simpática.
¿Qué hizo en el Perú?
Llegué en el 71. Entré a San Marcos, a un proyecto un poco mayor, en la puna de Junín, arriba de 4 mil metros. Estuve por ahí. Se trataba de ocupaciones muy antiguas, muy tempranas, de cazadores. Con eso hice mi tesis doctoral. Me quedé como hasta el 76.
¿Hubo contraste entre su imagen del Perú y lo que encontró?
Bueno, era muy joven todavía. Yo tenía, lógicamente, ideas equivocadas. Me dijeron que aquí nunca llovía y había tremendas garúas (ríe). Como estudiante tuve la oportunidad de viajar mucho y pude conocerlo bastante. En esos años el terrorismo no le impedía a uno viajar. Uno viajaba y entraba en contacto con colegas. Todo eso me sirvió mucho para tener una base sólida del conocimiento de la arqueología de acá.
¿Usted hablaba castellano?
No muy bien. En Alemania aprendí un poco, antes de venir.
¿Con qué arqueólogos trabajó?
Ya mencioné a la doctora Josefina Ramos de Cox. En San Marcos, conocí a Luis Lumbreras, a Ramiro Matos Mendieta, que ahora es más conocido en Estados Unidos que en el Perú, a Rosa Fung, entre otros. Luego, regresé a Alemania pero aquí, en la Universidad Católica, tenían interés en crear la especialidad de Arqueología. Me invitaron y vine. La especialidad se creó en el 83. Quería una contraparte a Arqueología de San Marcos. Allá, esta disciplina ya se había separado de Antropología.
¿A qué se refiere?
A que estaban juntas. Lumbreras y los demás se llamaban antropólogos antes que arqueólogos, por lo tanto también tenían cursos de esa especialidad... fuera de Marxismo y lo demás. Matos Mendieta pensaba que era mejor separar ambos temas, lo cual, a la larga, quizá no haya sido lo mejor. Ahora hay como seis o siete lugares en el país que ofrecen Arqueología, lo cual aún no ofrece buena cobertura porque, en el Perú, hay arqueología por todos lados y el Instituto Nacional de Cultura no alcanza.
Este año el Boletín de Arqueología PUCP cumple 10 años.
El seminario en Riva Agüero tenía una revista muy sencilla sobre las excavaciones que hacían. Pero con la muerte de Josefina Ramos de Cox, en el 74, prácticamente murió la revista y, durante mucho tiempo, no hubo ninguna publicación. En el 97 comenzamos nuevamente con una revista. Me hice cargo y usé el mismo nombre, para que se notara continuidad, pero el concepto es distinto. Se hace mucho más.
No hay muchas publicaciones al respecto, ¿no?
Casi no hay revistas arqueológicas. Los estudiantes a veces publican alguna, pero no logran gran difusión. La idea es que sea una revista de nivel aceptable en el exterior. Deben seguirse ciertas reglas para eso. Uno no puede aceptar cualquier cosa. Cada número debe tener un tema específico. Y así ha sido en los nueve números publicados hasta ahora. Hemos hecho simposios previos. También hemos tenido invitados de disciplinas afines, para enriquecer la revista porque la Arqueología no puede existir sola.
Su interés como arqueólogo está en los tiempos tempranos. Esos restos son menos vistosos que la cerámica o la arquitectura.
Efectivamente, hay materiales espectaculares. Por otro lado, hay problemas espectaculares. Y yo no estoy muy interesado en esos. Me interesan otros: ¿cómo llegó el hombre aquí, cómo se adaptó, qué sucedió en la domesticación? ¿Cómo se crean sociedades complejas? Eso me interesa. La cerámica y la arquitectura son el resultado de eso.