Manco Inca. Dibujo: Willy Zeballos. |
Manco Inca y la Resistencia de Vilcabamba
Antes de retirarse con su ejército a las montañas de Vilcabamba, Manco Inca se despidió del pueblo de Ollantaytambo recomendándoles que no crean las cosas que decían los barbudos “porque mienten mucho”, y que no dejen de defenderse y “sobre ello perder la vida si fuere menester”. También les pidió que no acepten la religión cristiana y que mantengan las ofrendas a los dioses incaicos.
Cuando Diego de Almagro se enteró de la retirada de Manco Inca, ordenó al mariscal Rodrigo Orgóñez que lo alcance para llevarlo al Cusco vivo o muerto. A mediados de 1537, Orgóñez llegó a Ollantaytambo y trabó combate contra Manco Inca, pero no pudo derrotarlo ni capturarlo. Lo siguió hasta Vitkos, pero tampoco logró su cometido. Solo pudo capturar a algunos miembros de la familia real, como al príncipe Titu Cusi Yupanqui, y robar las momias de los incas Wiracocha, Pachacútec, Túpac Yupanqui y Huayna Cápac.
El Sapa Inca logró internarse en la selva de la región Cusco y se instaló en la ciudad de Vilcabamba. Bajo su mando quedaron Vitkos, Choquequirao y Machu Picchu, ciudades incas construidas en los tiempos de Pachacútec y Túpac Yupanqui. Se situaban en la accidentada y verde región comprendida entre los profundos ríos Apurímac y Urubamba, con muchas defensas naturales que serían muy difíciles de vencer por los españoles.
En Vilcabamba, Manco Inca organizó una expedición destinada a reconquistar el valle del Mantaro, territorio de los indios huancas, fieles aliados de los españoles. A comienzos de 1538, llevando un gran ejército, atacó Jauja y Huancayo, pero se encontró con una porfiada resistencia liderada por los curacas Kusichaca y Guacrapáucar. El Sapa Inca emprendió la retirada, pero cuando pasaba cerca de Andahuaylas desbarató un pelotón de caballería encabezado por el capitán Villadiego en la batalla de Orongoy.
A mediados de 1539, Gonzalo Pizarro, acompañado de los príncipes Inca Paullo, Waypar e Inquill incursionaron en la zona rebelde, llegando a las cercanías de Vitkos. Manco Inca y el Willac Umu, el máximo sacerdote del Sol, encabezaron la defensa del bastión. En los sangrientos combates murieron Waypar e Inquill, y cayeron prisioneros el Willac Umu y Cura Ocllo, esposa de Manco Inca. Gonzalo Pizarro mandó quemar vivo al sacerdote indígena y matar a flechazos a la reina. El Sapa Inca juró venganza y prometió no descansar hasta castigar y expulsar a todos los españoles del Tahuantinsuyo. Continúa aquí >>
Cuando Diego de Almagro se enteró de la retirada de Manco Inca, ordenó al mariscal Rodrigo Orgóñez que lo alcance para llevarlo al Cusco vivo o muerto. A mediados de 1537, Orgóñez llegó a Ollantaytambo y trabó combate contra Manco Inca, pero no pudo derrotarlo ni capturarlo. Lo siguió hasta Vitkos, pero tampoco logró su cometido. Solo pudo capturar a algunos miembros de la familia real, como al príncipe Titu Cusi Yupanqui, y robar las momias de los incas Wiracocha, Pachacútec, Túpac Yupanqui y Huayna Cápac.
El Sapa Inca logró internarse en la selva de la región Cusco y se instaló en la ciudad de Vilcabamba. Bajo su mando quedaron Vitkos, Choquequirao y Machu Picchu, ciudades incas construidas en los tiempos de Pachacútec y Túpac Yupanqui. Se situaban en la accidentada y verde región comprendida entre los profundos ríos Apurímac y Urubamba, con muchas defensas naturales que serían muy difíciles de vencer por los españoles.
En Vilcabamba, Manco Inca organizó una expedición destinada a reconquistar el valle del Mantaro, territorio de los indios huancas, fieles aliados de los españoles. A comienzos de 1538, llevando un gran ejército, atacó Jauja y Huancayo, pero se encontró con una porfiada resistencia liderada por los curacas Kusichaca y Guacrapáucar. El Sapa Inca emprendió la retirada, pero cuando pasaba cerca de Andahuaylas desbarató un pelotón de caballería encabezado por el capitán Villadiego en la batalla de Orongoy.
A mediados de 1539, Gonzalo Pizarro, acompañado de los príncipes Inca Paullo, Waypar e Inquill incursionaron en la zona rebelde, llegando a las cercanías de Vitkos. Manco Inca y el Willac Umu, el máximo sacerdote del Sol, encabezaron la defensa del bastión. En los sangrientos combates murieron Waypar e Inquill, y cayeron prisioneros el Willac Umu y Cura Ocllo, esposa de Manco Inca. Gonzalo Pizarro mandó quemar vivo al sacerdote indígena y matar a flechazos a la reina. El Sapa Inca juró venganza y prometió no descansar hasta castigar y expulsar a todos los españoles del Tahuantinsuyo. Continúa aquí >>