Alonso de Ojeda. Dibujo: Suárez del Árbol.
La expedición de Alonso de Ojeda
Texto: Freddy Gómez
Alonso de Ojeda, veterano de la Guerra de Granada y compañero de Cristóbal Colón en su Segundo Viaje por el Nuevo Mundo, había encabezado dos expediciones (1499 y 1501) por las costas caribeñas de América del Sur. En 1508, cuando vivía en Santo Domingo fue favorecido por las capitulaciones de Burgos, donde fue nombrado gobernador de Nueva Andalucía, la región atlántica de la actual Colombia.
La expedición encabezada por Alonso de Ojeda partió de Santo Domingo rumbo a la conquista de Tierra Firme a fines de 1509. Llevaba 300 hombres, entre los que estaba el extremeño Francisco Pizarro González. Su pariente Hernán Cortés Pizarro, futuro conquistador de México, estuvo a punto de embarcarse, pero se enfermó en la fecha de la partida.
Los españoles desembarcaron en el golfo de Calamar, en la actual Cartagena (Colombia), e inmediatamente fueron atacados por los nativos con sus macanas y flechas envenenadas. En los fieros combates murieron decenas de españoles y cientos de indígenas, cuyas aldeas fueron arrasadas. Ojeda decidió trasladarse en sus navíos hacia el golfo de Urabá, donde ancló y erigió una empalizada, conocida como fortín San Sebastián el 20 de enero de 1510. Para su mala suerte la zona pertenecía a indígenas feroces que de inmediato lucharon con denuedo para expulsar a los intrusos. La situación empeoró cuando se acabaron los alimentos y un flechazo envenenado hirió la pierna del capitán. Ojeda se hizo aplicar un hierro candente en la herida para salvar su vida, pero se vio obligado a regresar a Santo Domingo para recuperarse y volver con refuerzos y provisiones.
Se quedaron en San Sebastián cerca de setenta hombres. Para comandarlos durante su ausencia Alonso de Ojeda nombró al trujillano Francisco Pizarro, lo que fue aceptado por todos los soldados, testigos de su valentía y buen juicio en los momentos más difíciles de la expedición. El nuevo jefe era joven y fuerte, tenía 32 años de edad. Continúa aquí >>
La expedición encabezada por Alonso de Ojeda partió de Santo Domingo rumbo a la conquista de Tierra Firme a fines de 1509. Llevaba 300 hombres, entre los que estaba el extremeño Francisco Pizarro González. Su pariente Hernán Cortés Pizarro, futuro conquistador de México, estuvo a punto de embarcarse, pero se enfermó en la fecha de la partida.
Los españoles desembarcaron en el golfo de Calamar, en la actual Cartagena (Colombia), e inmediatamente fueron atacados por los nativos con sus macanas y flechas envenenadas. En los fieros combates murieron decenas de españoles y cientos de indígenas, cuyas aldeas fueron arrasadas. Ojeda decidió trasladarse en sus navíos hacia el golfo de Urabá, donde ancló y erigió una empalizada, conocida como fortín San Sebastián el 20 de enero de 1510. Para su mala suerte la zona pertenecía a indígenas feroces que de inmediato lucharon con denuedo para expulsar a los intrusos. La situación empeoró cuando se acabaron los alimentos y un flechazo envenenado hirió la pierna del capitán. Ojeda se hizo aplicar un hierro candente en la herida para salvar su vida, pero se vio obligado a regresar a Santo Domingo para recuperarse y volver con refuerzos y provisiones.
Se quedaron en San Sebastián cerca de setenta hombres. Para comandarlos durante su ausencia Alonso de Ojeda nombró al trujillano Francisco Pizarro, lo que fue aceptado por todos los soldados, testigos de su valentía y buen juicio en los momentos más difíciles de la expedición. El nuevo jefe era joven y fuerte, tenía 32 años de edad. Continúa aquí >>