12 sept 2009

UNA QUIPUCAMAYOC EN EL SIGLO XXI

Gregoria Rivera vive en Cuspón, provincia de Bolognesi, en la región Ancash.
Fotos: Federico Kauffmann.

El arqueólogo y etnógrafo Federico Kauffmann Doig dio a conocer hoy, a través del diario "El Comercio", que en el pueblo de Cuspón (sur de Ancash) se siguen elaborando los famosos "quipus", con las mismas técnicas que se usaban en tiempos del Tahuantinsuyo.

Les recomiendo el artículo de Gabriela Machuca titulado "
La última quipucamayoc". De ahí extraigo algunos párrafos muy interesantes:

- “Licuna es como le dicen, pero se llama Gregoria Rivera. Debe tener unos 85 años y está muy lúcida, aunque olvide su edad. Cuando la conocí me dijo bien orgullosa que el conocimiento provenía de su madre, que a esta se lo heredó su abuela, y así, para atrás”, narra Kauffmann Doig.

- “A este artefacto se le puede llamar quipu porque los nudos son exactamente iguales a los que yo he encontrado y que datan de la época del incanato. A ello se suma el hecho de que lo envuelven muchos conceptos relacionados al imaginario inca, e incluso preínca, aunque mezclados con principios propios de la doctrina católica. De esto último se deriva que su función ya no sea la misma”, subraya el etnógrafo al contar su experiencia.

Los nudos son iguales a los que hacían los quipucamayocs del Imperio de los Incas.

- Lo que tenía Kauffmann en sus manos era un elemento producto del paso de la historia. Ya no servía para contabilizar productos agrícolas, el ganado o estadísticas demográficas, como solía utilizarse en el siglo XV, XVI o XVII, y aún antes. Los quipus de Licuna tienen un fin mágico: proteger a los difuntos durante su viaje al cielo. Los nudos de Licuna son rezos, avemarías.

- Cuando alguien fallece, empieza el trabajo para Licuna, quien al tener listo el quipu lo coloca como un cinturón alrededor de la cintura del difunto. Con aquel permanece durante el velatorio, con aquel se va hasta la tumba.

Los quipus de Cuspón son parte del ajuar fuenerario y llevan mensajes religiosos. Infografía: El Comercio.

8 comentarios:

  1. Joaquín Narváez Luna3:15 a.m.

    Hola Arturo:

    Yo creo que esa costumbre se relaciona más al cristianismo que a los quipus incas. Ese tipo de cuerdas con nudos tienen todas las características de las cuerdas que los frailes franciscanos y devotos cristianos usan a manera de cinturones. Los cordones franciscanos pueden llevar cinco nudos, que representan los estigmas de Cristo, o tres que representan los votos de pobreza, obediencia y castidad:

    http://www.semanario.com.mx/ps/wp-content/uploads/2009/05/181.jpg

    Una de San Antonio de Padua:

    http://www.torreiglesias.com/asociaciones/sanantonio/2003/sanantonio1.jpg

    En Lima, uno puede ver a las devotas del señor de los Milagros con sus túnicas moradas y con esas cuerdas blancas con nudos en la cintura. Los nudos representan petitorios o milagros concedidos o cada participación en acto penitencial:

    http://portal.andina.com.pe/EDPFotografia/Thumbnail/000071950T.jpg

    http://www.viajejet.com/wp-content/viajes/senor-de-los-milagros.jpg

    Te mando un estudio sobre costumbres funerarias en Mérida-Venezuela, donde existe la tradición de colocar cuerdas con nudos a los muertos, para que se vea que no es sólo del Perú (fíjate en la página 374):

    http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/26767/1/articulo11.pdf

    Tal vez lo único prehispánico en esto sea la forma de hacer los nudos. Quipu en quechua significa “nudo” y no necesariamente todo quipu que se haga en la actualidad (es decir artefacto con nudos) tiene que ser una reminiscencia de los artefactos contables Incas.

    Saludos,

    Joaquín

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  2. Estimado Sr. Gómez:

    La práctica registrada por Federico Kauffmann en Cuspón, previamente estudiada por Arturo Ruiz y Filomeno Zubieta, en realidad es prehispánica aunque no estuvo vinculada al registro informativo, como sí ocurría con los quipus. Se trata de cordones rituales con la propiedad de "jalar" el alma del difunto al más allá evitando que se quede en el poblado y se lleve consigo a sus deudos. Aparecen mencionados en la documentación del siglo XVII conservada en el Archivo Arzobispal de Lima (Sección Idolatrías y Hechicerías) bajo el nombre de "cuchica" y "cayto".

    Estos cordones son comparables con aquellos trenzados hacia la izquierda por los actuales pobladores aimaras. Los cordones de estos últimos igualmente tienen fines mágicos vinculados a la muerte y enfermedades, alternando asimismo hilos negros y blancos; por la dirección de su torción se los conoce como cordeles "lloque" (izquierda).

    Menciono que es una práctica prehispánica pues aparece representada en la iconografía figurativa que decora algunas piezas de cerámica inca.

    La denominación que se les da de "quipus" parece haberse originado en tiempos coloniales, cuando los sacerdotes y observadores occidentales los confundieron con el sistema de registro informativo dado que ambos tipos de cordeles compartían el mismo material (fibra de camélido) y el uso de nudos.Los cordeles "cuchica" fueron acondicionados a las prácticas católicas pues actualmente permiten contabilizar el número de rezos que se debe hacer por el alma del difunto, de forma similar a un rosario o al cordón de algunos hábitos religiosos (por ejemplo el utilizado por los fieles del Señor de los Milagros).

    Cordiales saludos,

    Sergio Barraza Lescano

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  3. Joaquín Narváez Luna6:13 a.m.

    Hola Arturo:

    En lo personal sigo pensando que esos cordones son más coloniales que prehispánicos. Lo que no se es en que piezas de cerámica prehispánica pudieran estar representados. Sería bueno que el señor Barraza nos ilustre más al respecto. Según la información que da El Comercio, esos cordones no se hacen para jalar el alma al más allá, son una forma de registrar rezos que acompañarán al difunto a la otra vida. Eso no tiene ninguna raíz prehispánica, es netamente colonial y se vincula más a los cordones franciscanos y a tradiciones culturales llegados desde España. Aquí un ejemplo en las islas Canarias:

    “En Alojera (La Gomera), medían al difunto con un cordón y según fuera de largo, cortaban el hilo y hacían tantos nudos como hijos y nietos tuvieran. Cada nudo era un padrenuestro, y cogiendo uno de aquellos nudos y situándose alrededor del difunto se dedicaban a rezar. Existían plañideras en los duelos”.

    Párrafo extraído de este estudio:

    http://tanatologia.org/seit/revista0-texto.html

    Claro que no podemos pensar que esa costumbre ha sido un traslado directo de Europa, tuvo que haber cambios, se adaptó a nuestra específica realidad. Pero los quipus prehispánicos son cosas completamente distintas, y ha sido una exageración de Kauffmann y una tergiversación de parte de El Comercio llamar a la señora Rivera “La última Quipucamayoc” o decir que esos "quipus" son: “…exactamente iguales, a los que se hacían en el Tahuantinsuyo”. Aquí otro link con una entrevista a Filomeno Zubieta del año pasado con más información y otra foto de los cordones:

    http://www.librosperuanos.com/archivo/filomeno-zubieta.html

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  4. El doctor Kauffmann Doig me respondió un correo ratificando que "los nudos son exactamente elaborados como los de los quipus incaicos", pero reconociendo que "existe la posibilidad de que se inspiren en los nudos de las cuerdas utilizadas por los franciscanos, que también llevan nudos aunque de distinta factura".

    Como mencionó Narváez al inicio, lo único prehispánico en "los quipus" de Cuspón es la forma de hacer los nudos . La forma de las cuerdas y su función ritual tendrían origen netamente cristiano.

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  5. Estimados Srs. Gómez y Narváez:
    Respeto sus opiniones sobre el posible origen "netamente cristiano" de esta práctica pero no las comparto. La información sobre la manipulación de cordeles integrados por hilos de varios colores con fines exclusivamente ceremoniales en los Andes prehispánicos(vinculados al envío del alma del difunto al mundo de ultratumba) puede ser encontrada no solamente en la documentación del Archivo Arzobispal de Lima (recomendaría revisar información sobre los cordeles cuchica y cayto) sino también en las crónicas de varios autores ampliamente conocidos. Así, por ejemplo,las ceremonias de "cabo de año" o de finalización del luto en las que se despedía al difunto y que entre los nobles incas recibía el nombre de Purucaya (descrita en detalle por Betanzos y Ramos Gavilán)implicaba la manipulación de uno de estos cordeles con el que, metafóricamente, se "jalaba" el alma del personaje fallecido durante el rito.

    Guaman Poma, del mismo modo, en el fol. 297 (299) de su Nueva Corónica trae información sobre estos cordeles: "... después de haber enterrado sus difuntos... tuercen unos hilos a lo izquierdo de blanco y negro", estos hilos que podían ser empleados durante el lavado de la ropa del difunto en el río son los que actualmente se conocen entre los aimara como lloque (izquierda).

    No dudo que la práctica experimentó influencias del cristianismo (esto se encuentra evidenciado por su empleo para registrar rezos)pero, asimismo, estoy convencido que ésta se remonta a tiempos prehispánicos.

    El hecho de amarrar el cordel a la cintura del personaje enterrado se encuentra relacionado con la necesidad de deshacerse del artefacto una vez despedido el individuo. En otros casos, cuando el cordel era empleado para "limpiar" de pecados a los individuos (otro de los usos que se le daba según información del siglo XVII publicada por Pierre Duviols) se lo abandonaba fuera del pueblo buscando que no se constituyera en un peligro para la comunidad.

    Con respecto a la solicitud del Sr. Narváez sobre una mayor ilustración de la iconografía inca que registra esta práctica, debo señalar que, lamentablemente, no podría por este medio colgar imágenes de las piezas de cerámica inca que estoy incluyendo en mi investigación, algunas de las cuales son inéditas y serán incluidas en la tesis que vengo preparando, pero puedo adelantar que algunas de ellas (con la representación de personajes que sujetan estos cordeles durante el rito Purucaya) ya han sido publicadas por Juan Cordero Iñiguez (1987) y Luis A. Pardo (1939).

    La información etnográfica sobre el uso de estos cordeles bicromos ("lloque cayto") en los andes sureños (principalmente entre las poblaciones de Cuzco, Puno y algunas zonas de Bolivia), tanto en contextos mortuorios como de "limpieza" de males, es abundante.

    Cordiales saludos,

    Sergio Barraza Lescano

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  6. Es agradable observar que por el blog del colega Arturo Gómez se puedan econtrar interesantes debates en torno a diversos temas. Un saludo cordial, y sigamos trabajando por difundir la producción historiográfica seria, así como la de divulgación. Otro más estimado colega, siempre es bueno anotar la fuente de la información, por ejemplo la de los quipus (fotos y texto) pertenecen a la edición del Comercio de la semana pasada. Porsiacaso. Saludos, y siga con su interesante blog. Atte. Juan Carlos Huaraj Acuña

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  7. Gracias Juan Carlos, pero "El Comercio" sí está citado y enlazado en esta entrada.

    Saludos.

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  8. Roberto Mier y Terán2:37 p.m.

    Es loable que se estudien estos trabajos, Sabe Ud. Sr. Arturo Gómez, tuve la suerte de conocer a mama licuma como la conocen en Cuspón, llevado junto a unos periodistas de televisión y prensa por Roberto Aldave, que a propósito fué, quién también costeo personalmente una expedición para llevar a Kaufman , Arturo y Filomeno hasta Cuspón, en su preocupación por revalorar los esfuerzos de la comunidad por preservar su cultura.
    Ah, que bajura de comportamiento como diría Denegri, que estos señores no endilguen ni una sola línea a la tenacidad de Roberto Aldave por difundir los tesoros ocultos de Chiquián.
    La mezquindad siempre acaba por opacar el brillo de las mejores mentes.

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Gracias por leer y comentar en AMAUTACUNA DE HISTORIA.