Por: Carlos Zeballos
En esta tercera entrega continuamos el comentario del libro de Francisco A. Loayza "Manko Kapa. El fundador del Imperio de los Inkas fue Japonés". En la primera y segunda parte el autor había expuesto que, según diversos cronistas, los gobernantes incas, además del quechua, hablaban otra lengua exclusiva y, analizando varias palabras importantes cuyo origen no se encuentra en el quechua ni el aymara, concluía que provenían de esa lengua misteriosa. Tras un análisis filológico, dedujo que estas palabras provenían del japonés.
En esta tercera parte, incluiremos algunos otros factores en los que el autor encuentra varias similitudes, más allá de semejanzas lingüísticas.
MITOS DE ORIGEN
Loayza refiere paralelos entre los mitos de fundación inca y nipón.
Bernabé Cobo recoge la conocida leyenda de la fundación incaica:
"Manko Kapa bajó del Cielo a la isla Titicaca en compañía de su hermana Mama Ocllo por orden de su padre Sol, a quienes les ordenó que caminaran hincando el suelo con un báculo de oro por cualquier lugar, y allí donde se hundiera el báculo se establecieran y sometieran a las gentes de sus contornos y las gobernaran paternalmente. Cumpliendo la voluntad del Sol, Manko Kapa se dirigió al valle del Cuzco y al hincar en el suelo con el báculo, éste se hundió, desapareciendo para siempre... Y de allí se separaron los dos hermanos, caminado cada uno por un lado, Manko Kapa fue por la derecha y Mama Ocllo por la izquierda, alrededor del valle. Al encontrarse nuevamente en el punto de partida, fundaron la ciudad imperial. Y Manko Kapa tomó por esposa a su hermana Mama Ocllo."(1)
El mito de la fundación japonesa tiene varios elementos parecidos:
"Obedeciendo el mandato de augustas divinidades, Izanagi, con un koko, báculo en forma de lanza, salió de las mansiones celestiales en compañia de su hermana Izanami. Y franqueando el Puente del Cielo, que es el arco iris, llegó la divina pareja a una superficie líquida y espesa. Era el mar. Sumerge Izanagi el báculo en las aguas saladas, y al retirarlo, las gotas desprendidas se convirtieron en islas. Y a una de ellas, la isla de Onogoro, bajaron los dos hermanos celestiales. Y luego se apartaron para dar la vuelta a la isla, cada uno por su lado. Izanagi fue por la izquierda e Izanami por la derecha. Al encontrarse después, Izanagi tomó por esposa a su hermana Izanami"(2).
Loayza sugiere que el mito de fundación peruana fue basado en el japonés.
Además, en el mito de la fundación japonesa, alrededor del 660 a.C. el emperador Jinmu Tenno tenía dificultades para conquistar a las diferentes tribus. Entonces Amaterasu, la divinidad solar y le dijo:
"Yo te voy a enviar un cuervo y él te guiará, seguramente, por buen camino"(3)
Pedro Sarmiento de Gamboa, apoyándose en versiones de algunos kipucamayoc, en 1572 dice:
"Manko Kapa traía consigo un ave misteriosa, como halcón, a la cual veneraban todos como cosa sagrada, y que ésta la protegía haciendo que las gentes le veneraran como señor"(4)
LOS OREJONES
Loayza sugiere que luego de llegar a tierras peruanas y tras comprobar su superioridad tecnológica respecto de las tribus locales, decidieron dominarlas por medios astutamente paternales. Eligieron a un jefe y lo rodearon de un aura misteriosa, Manko Kapa, y luego se llamaron a sí mismos Inka, que habría significado "autoridad". Luego, para distinguirse de los demás y darse un aire divino, se horadaron las orejas desmesuradamente. Esta deformación es la que motivó que los españoles llamaran a los monarcas incas "orejones". Loayza sugiere que esta deformación de las orejas fue una copia de las imágenes budistas japonesas. Japón abrazó el budismo proveniente de China y Corea en el siglo VI, y lo mezcló con su religión autóctona, el sintoísmo. En todas imágenes de Buda éste es representado con los lóbulos de sus orejas agrandados.
LOS AMAUTAS
Dada la ausencia de escritura en el incario, los amaútas (sic) eran los encargados de preservar las tradiciones, narrar la historia, inculcar la religión, mantener las cuentas en los kipus y, fundamentalmente, inculcar las normas de disciplina y respeto a la clase gobernante. El autor encuentra paralelo entre los amaútas y funcionarios similares en el Japón, encargados de transmitir los principios del sintoísmo en una época en la que no era conocida la escritura. Al parecer el autor se refiere al periodo Kofun, previo a la introducción del Budismo.
Para Loayza, el término Amaúta (de donde toma su nombre nuestro buen amigo Amautacuna) encierra un contenido mucho más rico que el de "maestro", que es el que le han dado tradicionalmente varios historiadores. Basándose en testimonios de los cronistas, asume a los amaútas como sabios y poetas, que transmitían sus enseñanzas a través de cantos y poesías.
Cieza de León indica, respecto a los amaútas: "Usan de una manera de romances y cantares, con los cuales les queda memoria de sus acontecimientos, sin olvidárseles, aunque carecen de letras". (5).
Miguel de Estete dice: "Aunque no tienen escritura los inkas, por ciertas cuerdas y nudos recuerdan a la memoria de las cosas pasadas, aunque lo más principal de acordarse es por los cantares que tienen" (6).
Morúa afirma: "los indios no tenían letras, ni estatutos, ni leyes, ni ordenanzas en ese tiempo, mas solamente en los cantares memoraban y recontaban las cosas pasadas y antiguas" (7).
Convencido de la relación de los amaútas con la historia, la poesía y la música, Loayza encuentra su origen en dos palabras japonesas. AMU, que significa HACER, COMPONER (no en el sentido de hacer una mesa, sino una obra intelectual) y UTA, que significa CANCIÓN, POEMA.
編
アム AMU
歌
ウタ UTA
AMAÚTA (o AMUÚTA) sería entonces "El que compone poemas", una especie de historiador en verso o un poeta de la Historia.
El autor diferencia los amaútas de los aravic, o trovadores que cantaban tanto las glorias nacionales como un amor contrariado. De aravic viene la palabra yaraví, una melancolía del alma. Loayza hace un paralelo entre el sonido, la disposición y condiciones de la quena incaica y el shakuhachi japonés.
Además el autor señala semejanzas entre las antiguas poesías japonesas y las incaicas, ya que ambas no tenían rima ni consonancias. He aquí un ejemplo de los varios que propone el autor:
Quechua........Traducción
K'amriñ hui hina,........Nube que desprendes
para huachac, puyu,........como yo tus lágrimas
nanta pantachispa........cúbrele el camino
yanaita hintuicuy........impídele su marcha.
Japonés........Traducción
Amatsu kaze........Cubrid con nubes el cielo
kumo no kayo i shi........viento de rápido soplo,
fuki to shi yo........a fin de que
otome no sugata........no se vaya,
shibashi todomenu........no se vaya tan pronto.
OTROS
Hay varias otras similitudes, particularmente en la religión, que el autor menciona con más detalle en un texto que lamentablemente no tengo en mi poder (8). Sin embargo, puedo decir personalmente que encuentro similitud entre el sintoísmo ( la idea de que hay un poder divino en la naturaleza (kami) que penetra en todo pero se concentra en elementos naturales como ciertos animales, objetos, ancestros y elementos del paisaje, particularmente montañas) y la forma cómo los incas reverenciaban a las montañas, huacas o apus.
* También lee las interesantes OSERVACIONES PERSONALES de Carlos Zeballos en su Anécdotas Moleskine.