En este artículo el periodista peruano Augusto Álvarez Rodrich reconoce algunos logros del régimen de Fidel Castro, pero también explica lo duro que es vivir en un país donde el Estado controla y vigila casi todo.
Medio siglo
La revolución cubana de Fidel Castro
Augusto Álvarez Rodrich
Diario La República
2-1-2009
Ayer se cumplieron cincuenta años del derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista a cargo del movimiento guerrillero liderado por Fidel Castro, el cual se convirtió luego en otra dictadura de gran influencia en la evolución política latinoamericana y hasta mundial, y que hoy languidece a la espera de un desenlace que le ofrezca a su población un futuro promisorio y democrático.
He estado un par de veces en Cuba –un lugar hermoso– y me da la sensación de que el cubano tiene por Fidel Castro un sentimiento dual. Por un lado, un respeto sincero como consecuencia de todo un concepto de educación que ensalza su figura en torno a la cual se concentra el patriotismo que su gente aprecia. Cuba tiene, además, indicadores muy positivos de salud o educación, las cuales están garantizadas por el Estado.
Pero, junto con eso, la vida del cubano es angustiosamente lamentable. De eso no se habla en la isla por temor a ser identificado por un sistema policíaco de persecución de la disidencia, pero se siente en el ambiente y es obvio que produce repulsión hacia el gobierno, aunque no haya encuestas para constatarlo porque en Cuba casi todo está prohibido, casi todo es ilegal.
No hay acceso particular a Internet, solo en locales del Estado donde la vigilancia es constante y el tiempo limitado. La televisión por cable está prohibida. Los negocios particulares también. Todos los medios de producción son del gobierno. Por tanto, solo se puede trabajar para el gobierno, donde el mejor salario es el de un médico, unos 20 dólares mensuales.
No tienen derecho a comprar un automóvil ni una casa, y si ya los tienen, nunca serán sus dueños porque no los pueden vender o permutar por otros bienes. Si abandonan el país de forma permanente, pierden las propiedades.
No hay partidos opositores, salvo los clandestinos. No existe el libre derecho a la reunión ni a la manifestación. No se permite la libre expresión. Todos los medios de comunicación son del gobierno y aburridísimos. Granma y Juventud Rebelde son pasquines panfletarios. Los cuatro canales de televisión no hacen más que hablar de lo bien que está Cuba y de lo mal que está el resto del mundo (salvo Venezuela).
La revolución cubana es un fracaso que espera una respuesta que empezará a ocurrir luego de la muerte de Fidel Castro. ¿Cuál es el escenario futuro más conveniente para los cubanos? Debiera ser el que ellos mismos quieran que sea. Ojalá que puedan construir una sociedad de oportunidades y libertades que hoy lamentablemente carecen.
Ayer se cumplieron cincuenta años del derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista a cargo del movimiento guerrillero liderado por Fidel Castro, el cual se convirtió luego en otra dictadura de gran influencia en la evolución política latinoamericana y hasta mundial, y que hoy languidece a la espera de un desenlace que le ofrezca a su población un futuro promisorio y democrático.
He estado un par de veces en Cuba –un lugar hermoso– y me da la sensación de que el cubano tiene por Fidel Castro un sentimiento dual. Por un lado, un respeto sincero como consecuencia de todo un concepto de educación que ensalza su figura en torno a la cual se concentra el patriotismo que su gente aprecia. Cuba tiene, además, indicadores muy positivos de salud o educación, las cuales están garantizadas por el Estado.
Pero, junto con eso, la vida del cubano es angustiosamente lamentable. De eso no se habla en la isla por temor a ser identificado por un sistema policíaco de persecución de la disidencia, pero se siente en el ambiente y es obvio que produce repulsión hacia el gobierno, aunque no haya encuestas para constatarlo porque en Cuba casi todo está prohibido, casi todo es ilegal.
No hay acceso particular a Internet, solo en locales del Estado donde la vigilancia es constante y el tiempo limitado. La televisión por cable está prohibida. Los negocios particulares también. Todos los medios de producción son del gobierno. Por tanto, solo se puede trabajar para el gobierno, donde el mejor salario es el de un médico, unos 20 dólares mensuales.
No tienen derecho a comprar un automóvil ni una casa, y si ya los tienen, nunca serán sus dueños porque no los pueden vender o permutar por otros bienes. Si abandonan el país de forma permanente, pierden las propiedades.
No hay partidos opositores, salvo los clandestinos. No existe el libre derecho a la reunión ni a la manifestación. No se permite la libre expresión. Todos los medios de comunicación son del gobierno y aburridísimos. Granma y Juventud Rebelde son pasquines panfletarios. Los cuatro canales de televisión no hacen más que hablar de lo bien que está Cuba y de lo mal que está el resto del mundo (salvo Venezuela).
La revolución cubana es un fracaso que espera una respuesta que empezará a ocurrir luego de la muerte de Fidel Castro. ¿Cuál es el escenario futuro más conveniente para los cubanos? Debiera ser el que ellos mismos quieran que sea. Ojalá que puedan construir una sociedad de oportunidades y libertades que hoy lamentablemente carecen.
Si totalmente de acuerdo en cuanto a la poca libertad que puede tener la población cubana en cuanto a vivir y decidir que hacer cuando te están infuendiendo temor al ir en contra del estado.
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