EL TERREMOTO DE 1746 Y LA MENTALIDAD RELIGIOSA
Ray Contreras Badajoz
Un viernes 28 de Octubre, día de procesiones por la fiesta de de San Judas y San Simón, a las 10:30 de la noche se dio la estrepitosa sacudida telúrica. Muchos arrojados de sus camas corrieron a las calles, plazas, plazuelas, huertos e iglesias. Entre tanto otros corrían despavoridos a los "cuartos de temblores" y "ranchos de refugio". Cientos quedaron aplastados por la paredes y balcones en su deseo exasperado de librarse de la muerte. Con el tambaleo de la tierra las calles se cerraban por el derrumbe de las edificaciones. Por los gritos desesperados de clemencia a Dios y el polvo elevado de las construcciones de quincha derribadas muchos creyeron que se trataba del fin del mundo. Devotas mujeres en vez de escapar se pusieron a rezar interrumpiendo el paso de otros. El Puerto y el Presidio del Callao, media hora despues sufría el embate de las gigantescas olas causadas por un maremoto, arrasando con todo lo que quedaba en pie. Seguir leyendo.
Imagen: La Catedral de Lima, fue destruida casi totalmente por el terremoto de 1746. Su reconstrucción la inició el Conde de Superunda y la continuó Manuel Amat y Juniet. Foto: Flickr.
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