4 jul 2008

LOS PALENQUES

Hombre negro en dibujo de Baltazar Martínez de Compañón.

Los palenques

Muchos negros de Lima colonial no soportaban las duras condiciones de la esclavitud y se fugaban aprovechando el menor descuido de los capataces y patrones, convirtiéndose así en los temidos "cimarrones". Escapaban a las afueras de la ciudad y se dirigían a los "guariques" (refugios pequeños) o "palenques" (refugios grandes).

El historiador Antonio del Busto, en su Breve Historia de los Negros del Perú, afirma que los principales palenques del siglo XVII estaban en Huachipa, Carabayllo y Cieneguilla. Los limeños les temían mucho ya que muchos cimarrones merodeaban cerca de la ciudad y las haciendas para asaltar a los viajeros y comerciantes. Otros volvían para ayudar a escapar a sus parientes más cercanos.

Para combatir a los cimarrones el Cabildo de Lima enviaba al Alcalde de la Santa Hermandad que tenía centenares de hombres a caballo bien armados. Los negros capturados eran traídos a la ciudad, unos eran azotados y otros ahorcados.

3 jul 2008

LOS CHILENOS EN LA OCUPACIÓN DE LIMA

Chorrillos destruido por los chilenos en 1881. Foto Courret.

Los chilenos en la ocupación de Lima

En la versión oficial de los chilenos fueron los mismos peruanos los que saqueaban las propiedades públicas y privadas, y pretenden sostener que sus tropas de ocupación resguardaron el orden en un país caótico e indisciplinado. Por ejemplo Patrició Lynch declaraba a la prensa estadounidense en 1883 "sólo por razones de humanidad no sacamos a nuestras tropas de otros muchos lugares porque las poblaciones quedarían saqueadas sin piedad por merodeadores peruanos, si las evacuáramos".

Sin embargo son numerosos los testimonios de ciudadanos y periodistas de los países neutrales los que desmienten la versión chilena. Renzo Babilonia, del diario La República, publicó el último domingo las palabras de un corresponsal norteamericano en Lima acusando directamente a los invasores por el salvajismo y las expoliaciones que cometieron en "una guerra que no honra a los vencedores".

A continuación reproducimos el testimonio del periodista del The New York Herald que ojalá se tome en cuenta para los próximos documentales de la supuesta "epopeya" de Chile entre 1879 y 1883. Además para que terminen de devolver todos los bienes culturales que sus tropas expoliaron en Perú durante la guerra .

"En las tres campañas de Tarapacá, Tacna y Lima ha habido un salvajismo de parte de la soldadesca chilena, que por cierto no reprimió la oficialidad, que era quizás incapaz para reprimir. Algunos de los oficiales la excitaban.

Después de la ocupación de Lima, el sistema de expoliaciones fue perseguido de un modo tan deliberado que legítimamente se puede estigmatizar con el nombre de sistema político.

La desgracia de Chile es que no puede desmentir ese testimonio. Los hechos son demasiado evidentes para cualquier observador. Los están afrontando en los recuerdos militares; los muertos en cada campo de batalla; las desmoronadas murallas de Chorrillos y Miraflores; las salas vaciadas y jardines expoliados de Lima también están afrontando en el rostro de los de Chile… podrían citarse otros muchos ejemplos de expoliación pero los que he citado son suficientes para dar a conocer una faz de esa larga guerra que no honra a los vencedores".

1 jul 2008

VERSIÓN CHILENA DE LA GUERRA DEL PACÍFICO

En la revista "Domingo" del diario La República el historiador y periodista Renzo Babilonia publicó la entrevista que concedió el almirante chileno Patricio Lynch el 13 de agosto de 1883, un mes después de la última batalla de Huamachuco y cuando aún se negociaba la firma de la paz con el Presidente Regenerador del Perú, Miguel Iglesias.

El documento, originalmente publicado en el New York Herald, es muy valioso pues nos muestra cómo Patricio Lynch, el militar chileno de más triste recuerdo para los peruanos, intenta justificar la larga ocupación de nuestra patria, los abusivos cupos de guerra y la mutilación del territorio nacional. Además confiesa la entrega de armas y dinero al presidente Iglesias, quien aceptó el Tratado de Ancón con la cesión perpetua de Tarapacá.

A continuación seleccionamos algunos párrafos de la interesante entrevista; las palabras de Lynch hasta hoy son difundidas por muchos chilenos como su versión oficial de la guerra de 1879-1883:


Sobre los cupos chilenos en la ocupación

A primera vista, las fuertes contribuciones que han sido colectadas, así como los cupos que han sido exigidos, en ciertos círculos, pueden ser considerados, lo confieso, como crueles o injustos; pero hay que tener presente que, tuvieron un doble objeto: primero, obligar a los peruanos a que vuelvan en sí y que traten sobre la paz de un modo serio; y segundo para ayudar a nuestros fuertes gastos y evitarnos la necesidad de aumentar después nuestros reclamos en los futuros arreglos con el Perú. Nuestro objetivo ha sido siempre una pronta paz y en las condiciones más suaves de las que corresponden a nuestras victorias y sacrificios.

Sobre la mutilación del Perú

La triste condición financiera del Perú, su no cumplimiento de contratos con sus acreedores mucho antes de la guerra y su consiguiente descrédito, hacían que todo proyecto de indemnización a Chile que no fuera basado sobre una cesión de territorio, no fueran sino palabras vanas. Por consiguiente, mientras el Perú declaraba que no estipularía una cesión de territorio, tal declaración cerraba prácticamente la única salida posible para un arreglo: incluía el abandono de toda idea de paz.

El Almirante añadió: Chile, en las condiciones que exigía, no hacía más que seguir los antecedentes de los Estados Unidos en sus arreglos con Méjico hace 35 años y con el antecedente más reciente, el de Alemania respecto a Francia.

Sobre la ayuda y protección a Miguel Iglesias

Entonces el Almirante continuó con mucho énfasis: Al fin un valiente militar y un patriota bien intencionado, el general Iglesias, se ha presentado para redimir su país. Le damos toda clase de auxilios; le damos dinero y armas; derrotamos a sus enemigos y le damos prestigio. ¿Con qué objeto? Para que pueda venir la paz.

Después añadió: Hemos evacuado el Norte del Perú; hemos dado al gobierno de Iglesias la valiosa Aduana de Salaverry (puerto de Trujillo) y sólo por razones de humanidad no sacamos a nuestras tropas de otros muchos lugares porque las poblaciones quedarían saqueadas sin piedad por merodeadores peruanos, si las evacuáramos.