13 may 2008

MITO DE VICHAMA

Dios Vichama. Foto: Vichama.com


Miguel Angel Silva, vía Huacho.info

Sobre el origen del hombre en el Perú, existen muchos mitos, dependiendo de la región donde se habitase (entiéndase las tres regiones naturales). Una de estos mitos, se ubica en lo que es actualmente el distrito de Végueta (provincia de Huaura).

Aunque nuestros antepasados, no tuvieron una escritura, aún estudiada, es gracias a la llegada de los españoles con una visión evangelizadora, emprendida por los sacerdotes de las órdenes religiosas, es que se ha podido recopilar la versión de forma oral y puesta en los libros.

Uno de los mitos en cuanto al origen del hombre en la costa peruana, es tomada por el mestizo Gómez Suárez de Figueroa más conocido como Inca Garcilazo de la Vega (Cusco 1,539 – Córdova 1,616) y del sacerdote de la orden de San Agustín Antonio de la Calancha (Chuquisaca 1,583 – Lima 1,654). El relato que a continuación presentamos se encuentra en su obra: Corónica moralizada del orden de San Agustín en el Perú, publicada el primer tomo en 1,638 y el segundo en 1,653.


“Pachakamaq decidió un buen día crear a un hombre y a una mujer. Pero una vez les hubo dado forma humana y vida, no se preocupó más de ellos. Y aquel hombre y aquella mujer empezaron a pasar hambre. Tanto padecieron que, al final, el hombre murió, agotada su resistencia. La pobre mujer al verse sola, desesperada y hambrienta, salió un día a extraer raíces para alimentarse y empezó a increpar al Sol entre sollozos. Al oír tan tristes lamentos, el Sol se compadeció de la desdichada y bajó a la tierra, envuelto en un manto centellante, y le infundió sus rayos fecundándola. A los cuatro días, con enorme gozo para ella, parió un hijo. Dio las gracias la mujer, al Sol, por el bien que le había hecho.

Pachakamaq, entró en celos al ver que el Sol había intervenido en su obra, la siguió, y cesando vio que el astro rey había desaparecido, le arrebató al semidios recién nacido y sin atender los gritos de la madre infeliz, lo mató, despedazándolo en menudas partes su cuerpecito. La mujer imploró al Sol para que diera castigo a Pachakamaq, y éste asustado de que lo encontrara con los restos sangrantes del niño, hizo un hoyo y lo enterró rápidamente. Pero Pachakamaq quiso remediar la falta de alimentos de la mujer y procedió a sembrar los dientes del pequeño y de ellos nació apretado el maíz. Sembró las costillas y los huesos y de ellos nacieron las yucas y las demás frutas de esta tierra. Sembró la carne y de allí procedieron los pepinos, los pacaes y demás árboles y desde entonces hubo abundancia de alimentos y no se conoció hambre sobre la tierra. Pero no se aplacó la madre, porque cada fruto tenía que recordar a su hijo y a un fiscal de su agravio, y no cesó de clamar al Sol el justo castigo para el malvado. Al oír aquello, el dios se condolió de la pobre mujer y se enfureció contra Pachakamaq. Al instante bajó a la tierra para castigarle, pero aquel se ocultó donde sabía que jamás penetraban los rayos del sol. El dios para poner remedio a sus penas mandó a la madre que le entregara el ombligo y el cordón umbilical del niño muerto y ella se lo dio. Con ello creó un nuevo hijo y se lo dio a la madre diciéndole: toma y envuelve en mantillas a este niño que llora y se llamará Vichama. Esta vez nadie te lo arrebatará porque yo velaré por él durante el día, y de noche lo pondré bajo custodia de la luna. La madre lo hizo así y crió al infante que iba desarrollando muy hermoso y ya joven; quiso andar el mundo como su padre el Sol.

Vichama, se apartó de su madre, y anduvo leguas y leguas, y estuvo lejos de los suyos largo tiempo, y decidió regresar a su tierra natal. Cuando estuvo cerca del sitio donde tenían la choza, él y su madre, quedó muy extrañado al ver que cerca de allí habían otras cabañas. Entró a su choza y no encontró a su madre, salió a fuera y se halló ante una multitud de hombres y mujeres que jamás había visto.

Aprovechando la ausencia del muchacho, Pachakamaq mató a la mujer que ya estaba vieja, y su cuerpo la dividió en pequeños trozos y los dio a comer a gallinazos y cóndores. Sus cabellos y huesos, los guardó escondidos a orillas del mar, y púsose a crear los hombres y mujeres que poblaban el mundo. Vichama, lleno de ira comenzó a buscar a Pachakamaq para matarle. Pachakamaq decidió sumergirse en el fondo de las aguas del océano, donde ahora se levanta su templo, y ahí permaneció para siempre. Vichama, lleno de dolor, dirigió su ira a la gente que Pachakamaq había creado, considerando que eran sus cómplices. Invocó a su padre el Sol y al instante lanzando una maldición convirtió en piedra a los pobladores.

Vichama, comenzó a buscar los huesos de su madre para poder resucitarla, buscando al tercer día encontró los restos de la pobre mujer, los juntó, les echó un poco de arena, e invocó a su padre y al instante su madre apareció lleno de vida.

Vichama pidió a su padre el sol, que convirtiera a las piedras en huacas, algunas distribuidas en la costa para que fueran objeto de culto y otras las pusieron dentro del mar que son peñones y escollos que hay frente al litoral y a la cuales ofrecían cada año láminas de plata, chicha y espiga. Entre éstas huacas existió Anat, un pequeño islote que decían haber sido el kuraka de este nombre.

Viendo Vichama que el mundo estaba sin hombres, le rogó que hiciera una nueva creación y él dejó caer entonces tres huevos, una de oro, el segundo de plata y el último de cobre. Del huevo de oro salieron los kurakas, y los nobles principales o segundas personas; del de plata, las mujeres de éstos y del de cobre los plebeyos o sea los mitayos y sus mujeres.

Este mito era creído entre los indios de Huaura, Supe, Barranca, Aucallama, Huacho y Végueta.

11 may 2008

QUIÉN FUE CAHUIDE

Cahuide.
Dibujo: Kuntur Art.

Durante la gran rebelión de Manco Inca por la reconquista del Cusco y el Tahuantinsuyo (1536) sobresalió la figura de un gran general incaico. Muchos lo conocen como Cahuide, aunque su verdadero nombre pudo ser Kullash o Tito Cusi Huallpa.
Este guerrero defendió hasta que pudieron sus fuerzas el famoso torreón de Muyucmarca, en Sacsayhuaman. Al verlo perdido prefirió inmolarse arrojándose al vacío, antes que caer en manos de los españoles que le ofrecían respetar su vida si se entregaba.

A continuación dos textos sobre este héroe de la resistencia indígena incaica:

El asalto de los españoles a Sacsayhuaman (1)
José Tamayo

Los españoles desesperados decidieron en un acto de audacia tomar la fortaleza de Sacsayhuamán, la cual atacaron por el lado del río Saphy, al mando de Juan Pizarro. Conocedores de la técnica militar para expugnar fortalezas, lograron tomarla por asalto, no sin dejar cientos de cañaris muertos en el foso, sobre cuyos cuerpos pasó la caballería. Juan Pizarro murió a consecuencia de la toma de Sacsayhuaman. En la defensa por la fortaleza, un fornido y heroico orejón cusqueño, defendió hasta el fin el torreón de Muyucmarca y antes de rendirse o caer prisionero prefirió arrojarse de la cima del torreón. La leyenda lo conoce con el erróneo nombre de Cahuide.


Cahuide (2)
Antonio del Busto

Cahuide , el jefe de la fortaleza, ligado a Manco Inca por el juramento de los vasos de oro, se comportó entonces como un héroe clásico, pues – anotará el cronista- “no se escribe de romano ninguno hacer lo que hacía y después hizo”. Efectivamente, al ver lo que ocurría, “con una porra en la mano andaba discurriendo por todas partes, y al indio que iba cobarde, luego con ella le hacía pedazos, echándole abajo; en este tiempo le dieron dos saetadas e hizo tan poco caso dellas como si no le tocaran, e viendo que su gente del todo aflojaban y los españoles por las escalas y por todas partes cada hora le apretaban más, no teniendo con qué pelear, viendo calara la perdición de toda, arrojó la porra que tenía en las manos a los cristianos, y tomando pedazos de tierra la mordía fregándose con ella la casa con tanta congoja y bascas que no se puede decir. Y no pudiendo sufrir ver a sus ojos entrarse la fortaleza, conociendo que entrada era forzado morir según la promesa (que) había hecho el Inga, se echó del alto de la fortaleza abajo porque no triunfasen dél”.

Fuentes:
1. TAMAYO HERRERA, José, Historia del Perú, Conquista y Colonia, p. 48.
2. DEL BUSTO DUTHURBURU, José Antonio, La Conquista del Perú, p. 236.

CAUSAS DE LA CREACIÓN DEL VIRREINATO DEL PERÚ

Principales causas de la creación del Virreinato del Perú

La Corona española, encabezada por el rey Carlos I, creó el Virreinato del Perú por Real Cédula del 20 de noviembre de 1542. Estas son sus principales causas:


1. Los conquistadores del Perú, convertidos en encomenderos, tenían mucho poder en estas tierras y prestaban poca atención a las ordenes del Rey de España.
2. Los encomenderos se enriquecían enormemente cobrando tributos a los indígenas y obligándoles a hacer servicios personales (trabajos gratuitos).
3. La Corona española necesitaba ejercer mayor control del Perú para someter a los encomenderos, proteger a los indígenas y recaudar mayores rentas.

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