4 jul 2010

LLEGADA DE PIZARRO A CAJAMARCA

Dibujo: Miguel A. Yzaguirre.
Llegada de Francisco Pizarro a Cajamarca
Texto: Freddy Gómez

El 15 de noviembre de 1532, los españoles vieron por vez primera el valle de Cajamarca. Al medio divisaron una hermosa ciudad de piedra, y al fondo el tambo de Pultumarca, donde reposaba el Sapa Inca Atahualpa protegido por 40 mil soldados. Este ejército estaba al mando del general Rumiñahui, y su gran número en un comienzo asustó a los cristianos.

A media tarde, Francisco Pizarro y sus hombres hicieron su ingreso a la ciudad de Cajamarca, donde "no hallaron gente de lustre", solo una muchedumbre de indígenas plebeyos que los rodeaban con curiosidad. Algunos les advirtieron que el Atahualpa los iba a matar. Con mucha serenidad, Francisco Pizarro evaluó la situación, y descartó la idea de atacar el campamento de Pultumarca. Prefirió atraer al Sapa Inca a Cajamarca, donde era más factible poderlo capturar. Continúa aquí >>

ATAHUALPA EN CAJAMARCA

Atahualpa no imaginó el final que le esperaba.
Dibujo: Miguel Ángel Yzaguirre.


Atahualpa en Cajamarca
Texto: Freddy Gómez

Mientras que la pequeña tropa de Francisco Pizarro atravesaba la Cordillera de los Andes con destino a Cajamarca, muy cerca de esta ciudad descansaba Atahualpa. Eran los primeros días de noviembre de 1532, el Sapa Inca se reconfortaba escuchando a los chasquis (mensajeros) que le informaban sobre las victorias de su ejército en la sierra sur. Sus generales Quisquis y Calcuchímac acababan de capturar a Huáscar en la batalla de Chontacaxas (Apurímac), y estaban a punto de tomar la ciudad del Cusco.

Con tales noticias, Atahualpa se sentía el hombre más poderoso del mundo, y antes de dirigirse a la Capital del Tahuantinsuyo quiso conocer a los extraños barbudos que habían llegado por la costa. Los espías que había enviado a Piura le contaron que los extranjeros eran muy pocos y no eran de temer. También, que decían ser enviados del dios Wiracocha y venían para ayudar a Huáscar. Sintiendo mucha curiosidad por verlos y escucharlos, Atahualpa había decidido esperalos en el valle de Cajamarca. Pensaba que iba a ser muy fácil capturarlos y sacrificarlos para los dioses. Así ratificaría su infinito poder y marcharía tranquilamente hacia el Cusco.

Mientras tanto, Francisco Pizarro avanzaba por el camino incaico hacia Cajamarca. En sus trayecto no recibió ningún ataque de tropas atahualpistas; por el contrario, una embajada incaica le confirmó que Atahualpa lo estaba esperando en Cajamarca. El Capitán español fingió alegrarse de la derrota de Huáscar y aseguró que quería besarle la mano al nuevo Sapa Inca. Continúa aquí >>

2 jul 2010

INICIO DE LA MARCHA A CAJAMARCA

Los españoles subiendo a Cajamarca por la Cordillera de los Andes.
Dibujo: Miguel Ángel Yzaguirre.

Inicio de la marcha a Cajamarca
Texto: Freddy Gómez

Estando en San Miguel de Tangarará, Francisco Pizarro recibió a varios curacas de las regiones de Piura y Lambayeque que le ofrecieron su ayuda para derrotar a Atahualpa, quien se hallaba en Huamachuco, celebrando las victorias de sus generales Quisquis y Calcuchímac en la sierra sur del Perú. El 24 de setiembre de 1532, Pizarro y su pequeño ejército salieron de San Miguel, dejando a 50 hombres al mando Antonio Navarro. Se dirigieron hacia el valle de Piura, adonde llegaron tres días después. De aquí el Gobernador envió a Hernando de Soto y 60 jinetes rumbo a Caxas, una fortaleza inca en tierra de indios cañaris. La guarnición atahualpista del lugar atacó a Soto, pero fueron masacrados por la caballería hispana, lo que causó alegría de la población cañari que detestaba la dominación incaica y al poderoso Atahualpa. Poco después llegó a Caxas un embajador de Atahualpa llamado Maica Huillca, quien acompañó a Soto para encontrarse con el jefe de todos los barbudos.

El escuadrón de Soto y Maica Huillca alcanzaron a Pizarro en Sarán. El embajador indígena preguntó quiénes eran, de dónde venían y qué querían. Pizarro respondió que eran cristianos que llegaban de España para hacer alianza con Atahualpa y "servirle en sus guerras". Maica Huillca le advirtió que el Sapa Inca estaba enterado de sus robos y tropelías. Entonces le entregó los regalos enviados por Atahualpa: varios patos despellados y dos fortalezas de cerámica. Esto fue interpretado como una amenaza del rey inca y una advertencia de su poderío.

Prosiguiendo su marcha, Pizarro pasó por Motupe, Jayanca y Túcume. El 6 de noviembre de 1532 llegó a Saña. Aquí se detuvo al enterarse que Atahualpa había regresado de Huamachuco a Cajamarca. Dos días después ordenó el ascenso a la Cordillera de los Andes. No tenía intenciones de rehuir al Sapa Inca; por el contrario, pensaba darle un ataque sorpresivo y capturarlo lo más pronto posible. Contaba con 62 jinetes, 102 infantes y algunas decenas de esclavos e indios auxiliares. Algunos soldados opinaban que era muy temerario ir a Cajamarca, pero el Capitán extremeño los convenció recordándoles los tesoros que obtuvieron Hernán Cortés y sus hombres cuando capturaron a Moctezuma II. Continúa aquí >>