9 jun 2010

EL REINADO DE PACHACÚTEC

Pachacútec fundó el Imperio de los Incas en 1438.
Dibujo: Felipe Guamán Poma de Ayala.


El reinado de Pachacútec

Pachacútec fue hijo del Sapa Inca Wiracocha y de la Coya Mama Runtu, quienes lo llamaron Cusi Yupanqui. Desde muy joven mostró aptitudes para el gobierno y las conquistas, sin embargo su padre lo relegó injustamente en beneficio de Urco, un príncipe sin méritos suficientes.

Cuando los chancas de Andahuaylas invadieron el Cusco en 1438, Wiracocha y Urco huyeron vergonzosamente, entonces Cusi Yupanqui lideró la defensa de la ciudad. Apoyado por los generales Vicaquirao y Apo Maita organizó la resistencia. Los atacantes llegaban liderados por Astoy Huaraca y Tumay Huaraca, tenían fama de invencibles y contaban con el apoyo de los ayarmacas . Los cusqueños lograron contenerlos con sangrientos choques en la mismas puertas de la ciudad. Entusiasmados por el arrojo de Cusi Yupanqui miles de hombres y mujeres regresaron para combatir e hicieron retroceder a los invasores. La batalla final se dio cerca al río Apurímac, en la llanura de Ichupampa. Los Incas vencieron categóricamente cuando Cusi Yupanqui logró decapitar a rey Astoy Huaraca. Miles de chancas y cusqueños murieron en aquel campo que en adelente fue llamado Yahuarpampa o "llanura de sangre".

Después de conquistar el país de los Chancas, Cusi Yupanqui regresó al Cusco con muchos prisioneros, un rico botín y lleno de gloria. Fue aclamado y encumbrado como nuevo Sapa Inca con el nombre de Pachacútec, el "Transformador de la Tierra". Su hermano Urco, apoyado por su padre Wiracocha, se sublevó reclamando el poder, pero fue derrotado por Pachacútec en la Batalla de Paca (río Tambo) y lo arrojaron a un abismo. El viejo Wiracocha, resignado, pidió perdón al vencedor y lo reconoció como el nuevo soberano.

Pachacútec fue el fundador del Imperio de los Incas. Después de someter a los chancas emprendió varias campañas para conquistar y anexar reinos y señoríos que poseían fértiles tierras de cultívo y pobladores capaces de tributar fuerza de trabajo para los cusqueños. Emprendió la tarea de someter a sus fuertes vecinos, los ayarmacas; lo consiguió logrando vencer y capturar a su rey Tocay Capac. Luego derrotó a los tambos de Urubamba avanzando hacia las tierras de Piccho, Vitcos y Vilcabamba, donde mandó construir algunas llaqtas de defensa y refugio para casos de emergencia. Obedeciendo su vocación expansionista anexó a los Soras y Lucanas de Ayacucho y envió a su hermano Capac Yupanqui a la conquista de los Chincha, Huarco, Ishma, Yauyos, Huancas, Taramas, Pumpus, Conchucos y Cuismancus. Mientras tanto él sometió a los collas del Lago Titicaca para luego dirigirse a Condesuyos donde conquistó todos lo señoríos de Arequipa. Envió a su hijo Amaru Yupanqui a la conquista de los charcas y más tarde a Túpac Yupanqui a los reinos Yarowilca y Chimú. Todas estas campañas fueron duras pero victoriosas para los incas que se convirtieron en los nuevos amos del mundo andino.

El Transformador del Mundo, Pachacútec, también tuvo una gran labor administrativa. El nuevo papel de los incas en el espacio andino generó nuevas necesidades y tareas que fueron afrontadas con eficacia. El Sapa Inca emprendió la reconstrucción del Cusco. Un nuevo plano, cuyo contornos forman un puma sagrado, sirvió de base para el engrandecimiento de la llaqta, empleando miles de mitayos (trabajadores por turnos) provenientes de las naciones sometidas, principalmente aymaras, expertos en construcciones pétreas. Puso especial interés en la construcción del majestuoso Coricancha, templo del dios Sol, donde antes estaba el viejo Inticancha. Para el dios Wiracocha edificó el Quishuarcancha y para Illapa, Sacsayhuamán. También mandó construir el acllahuasi (casa de las escogidas), el poquencancha (museo histórico) y el Sancayhuasi (prisión) y fuera del Cusco ordenó la construcción de llaqtas (centros administrativos) al servicio del Imperio como Ollantaytambo, Machupicchu, Vilcashuamán, Huaytará, Tambo Colorado y Huánucopampa.

Se le atribuye la implantación del sistema de mitmak o mitimaes (pueblos trasladados) con fines de colonización de las zonas conquistadas. Estableció la confiscación de tierras “para el sol” y “para el inca”, mandó construir canales de regadío, andenes (terrazas agrícolas) y colcas (depósitos o despensas estatales) en todas las regiones del imperio. Conectó todas las llaqtas (ciudades) construyendo o ampliando el Capac Ñan ( red vial) y en sus tramos se edificaron tambos (aposentos) donde descansaban y se aprovisionaban los funcionarios o servidores imperiales. El servicio de chasquis (mensajeros) y el entrenamiento de quipucamayoc (contadores) contribuyeron a acelerar las comunicaciones y guardar las estadísticas con fines estatales.

Asimismo, dividió el Imperio en cuatro suyos (regiones), y a estos en huamanis (provincias). Estableció una red de funcionarios leales al Sapa Inca: Suyuyuc Apu, para las regiones; Apunchic, para las provincias; Tucuy Ricoc, para supervigilar la labor de los curacas en sus ayllus o comunidades. Priorizó el culto al Sol y ordenó la edificación de muchos templos en su honor, asimismo aseguró tierras y mitayos (trabajadores por turnos) para el sostén de los tarpuntaes y vilcas (sacerdotes). Complementó su labor integradora al establecer el uso del Quechua o Runa Simi como lengua oficial del Tahuantinsuyo.

Estando viejo Pachacutec nombró como Hatun Auqui (príncipe sucesor) a Amaru Yupanqui, decisión que revocó para designar definitivamente a Túpac Yupanqui, por haber mostrado mejores dotes de conquistador y líder.

Este gobernante, que hizo honor a su nombre al renovar el mundo andino, murió en 1471. Su mallqui (momia) fue cuidada y venerada por su poderosa panaca (clan) llamada: Hatun Ayllu.

7 jun 2010

ROQUE SÁENZ PEÑA Y EL PERÚ

Retrato de Roque Sáenz Peña en el Museo de los Combaientes del Morro de Arica, en Lima. Foto: Arturo Gómez Alarcón.

Roque Sáenz Peña y el Perú

En el Museo de los Combatientes del Morro de Arica, ubicado en Lima, hay un ambiente especial dedicado a Roque Sáenz Peña, el político, diplomático y militar argentino que en 1879 se incorporó voluntariamente al Ejército Peruano para luchar contra Chile que había invadido nuestro suelo. Perteneció al batallón Iquique y participó en la batalla de Tarapacá, que fue victoria peruana, el 27 de noviembre de 1879. Desde comienzos de 1880 estuvo en Arica, con la guarnición que comandaba Francisco Bolognesi.

El 7 de junio de 1880, combatió en la batalla de Arica hasta que fue herido en un brazo y tomado prisionero por los chilenos. A fines del mismo año fue liberado y regresó a su patria, donde poco después fue Senador y más tarde Presidente de la República (1910-1914).

Bandera de Argentina en el Museo de los Combatientes del Morro de Arica.
Foto: Arturo Gómez A.


Su gobierno es recordado por la “Ley Sáenz Peña”, que implantó el voto universal, secreto y obligatorio en Argentina. Cuando en 1905 se inauguró en Lima el monumento a Francisco Bolognesi, Sáenz Peña fue el invitado de honor. Después de ser recibido apoteósicamente, pronunció un memorable discurso expresando su admiración y entrañable cariño al País de los Incas.

Roque Sáenz Peña es un símbolo de la hermandad argentino-peruana, y en su homenaje la principal avenida del puerto del Callao lleva su nombre.

El Museo de los Combatientes del Morro de Arica esta situado en la primera cuadra del jirón Caylloma, en el Centro Histórico de Lima. Foto: Arturo Gómez A.

LA BATALLA DE ARICA

Chilenos y peruanos en la cima del morro de Arica.
Dibujo: Idelfonso Paredes.

La batalla de Arica (7 de junio de 1880)

Antecedentes
Chile le declaró la guerra al Perú en abril de 1879, ambicionando los territorios salitreros de Tarapacá. En octubre culminó la campaña naval con victoria de la escuadra chilena y en noviembre su ejército ocupó Iquique y Tarapacá. En diciembre el ejército peruano se replegó hacia Tacna y una pequeña guarnición se instaló en Arica. El 26 de mayo de 1880, el ejército peruano-boliviano fue derrotado en la batalla del Alto de la Alianza (Tacna) y los vencedores rodearon Arica, bastión peruano al mando del coronel Francisco Bolognesi.

La batalla de Arica
Los chilenos sumaban cerca de 6000 hombres; los peruanos menos de 2000. Los sitiadores intentaron obtener la rendición de los peruanos, pero Bolognesi, respaldado por sus quince oficiales, respondió que pelearía “hasta quemar el último cartucho”. El día 7 de junio de 1880, a las 5 y 30 de la mañana empezó la batalla cuando el regimiento chileno Tercero de Línea atacó el fuerte Ciudadela. Aquí se produjo un sanguinario choque, muriendo todos los peruanos, entre ellos el coronel Justo Arias y Aragüez.

Mientras tanto, el Cuarto de Línea atacó el fuerte Este, matando a muchos peruanos, entre ellos Joaquín Inclán y Ricardo O'Donovan. Después de una heróica resistencia en el Cerro Gordo y el sector norte, los sobrevivientes de todos los frentes se replegaron hacia la cima del morro. Aquí murieron peleando los bravos Ramón Zavala, Guillermo Moore, Alfonso Ugarte y Francisco Bolognesi. Finalmente, el Cuarto de Línea y arrió la bandera peruana, para izar la chilena.

Consecuencias
Después de la batalla, los chilenos tomaron y saquearon la ciudad de Arica. Además asesinaron a decenas de prisioneros peruanos cerca de la iglesia de la ciudad. Desde aquel día Arica pasó a poder chileno, lo que quedó legalizado con la firma de los tratados de 1883 y 1929.