16 abr 2010

LA JUVENTUD DE FRANCISCO PIZARRO

El joven Francisco Pizarro hacia 1495. Dibujo: Suárez del Árbol.

La juventud de Francisco Pizarro
Texto: Freddy Gómez

Extremadura es una región con buenos campos para la crianza de animales. Los abuelos maternos del adolescente Francisco Pizarro tenían algunas vacas y cerdos, que seguramente el muchacho ayudaba a pastar. Pero al acercarse a los dieciocho años, se cansó de las rudas faenas de la ganadería y decidió abandonar su natal Trujillo para ser soldado como su esquivo papá. Era mediados de la década de 1490 y el rey Fernando “El Católico” necesitaba incrementar sus tropas en el sur Italia. Hasta Nápoles llegó Francisco Pizarro, poniéndose a las órdenes de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. Después de participar durante casi cinco años en exitosas campañas contra los franceses, terminó la guerra y Pizarro debió retornar a España.

Era el año 1500, y el joven extremeño decidió buscar nuevos campos de combate para enriquecerse sirviendo al Rey y a la cristiandad. Las noticias de los viajes colombinos llegaron a sus oídos, y comenzó a interesarse por las tierras que aún se creían como parte de Lejano Oriente. Para su fortuna, a fines de 1501 se ultimaban los preparativos de don Nicolás de Obando para embarcarse rumbo a la isla La Española, donde ejercería el cargo de Gobernador. Pizarro se enroló en uno de los treinta y dos barcos de la flota que zarpó de Sevilla. En 1502, a los 24 años de edad, cruzó por primera vez el Océano Atlántico y llegó a La Española. Lo imaginamos ingresando a Santo Domingo, jurando no regresar a España sin haber alcanzado la riqueza, la fama y el honor que desde niño había soñado. Continúa aquí >>

14 abr 2010

LA NIÑEZ DE FRANCISCO PIZARRO

Estatua de Francisco Pizarro en Trujillo, España.
Foto: Juanluisgx (Flickr).

La niñez de Francisco Pizarro
Texto: Freddy Gómez

Era 1478, en la pequeña ciudad amurallada de Trujillo, en la provincia de Cáceres (Extremadura), cuando una humilde muchacha llamada Francisca González quedó embarazada del adolescente Gonzalo Pizarro. Ella era hija de modestos comerciantes; mientras que el jovenzuelo era hijo don Hernando Alonso Pizarro, hidalgo y soldado de la reina Isabel de Castilla.

La joven madre bautizó al bebe como Francisco Pizarro González, pero sufrió mucho al saber que su pareja se incorporó al ejército de la Corona para alejarse de las responsabilidades con el niño. Muchos años después retornaría a Trujillo para casarse con Inés Rodríguez, con quien tuvo su único hijo legítimo y heredero, Hernando Pizarro. Fuera del matrimonio, tuvo a Juan y Gonzalo.

Francisca González, la madre abandonada, empezó a ganarse la vida vendiendo ropa usada, que también era negocio de sus padres, apodados Los Roperos. Es muy probable que el pequeño Francisco la haya acompañado y ayudado desde que tuvo fuerzas para ello. Su infancia transcurrió entre las ferias y los campos de Extremadura, sin asistir nunca a la escuela, por lo que creció analfabeto. Esto no le impidió conocer las historias de viejos extremeños y valientes cristianos, vencedores de los moros en las mil y un batallas de la llamada Guerra de Reconquista Española.

Los historiadores Antonio del Busto Duthurburu y Rafael Varón Gabai, cuyas obras son nuestras principales fuentes, coinciden en citar un documento de 1529 donde algunos testigos aseguraron haber visto al niño Francisco Pizarro en casa de su abuelo paterno. Es probable que el viejo Hernando Alonso Pizarro invitara ocasionalmente al muchacho para contarle sus antiguas hazañas y darle algunas propinas que lo alegraban. Continúa aquí >>

12 abr 2010

LA CAÍDA DEL TEMPLO DE CHAVÍN

Ruinas del templo de Chavín de Huántar. Foto: Andrez (Picasa).

La caída del templo de Chavín de Huántar

Para el arqueólogo Federico Kauffmann Doig la caída de Chavín en el año 200 a.C. debió ocurrir debido a un desastre natural ocasionado por un fenómeno de El Niño, como la avalancha que cayó sobre el templo al desbordarse la laguna Rúrec en 1945. La tragedia habría desprestigiado a los “gobernantes-sacerdotes” de Chavín que no pudieron predecirla ni evitarla con sus ritos y ofrendas. El templo ya no fue reconstruido, y sobre sus ruinas se erigió un asentamiento de una cultura de pastores llamada Huaraz.

Galería del templo de Chavín de Huántar. Foto: Andrez (Picasa).