1 dic 2008

EL PERRO PERUANO CON PELO

Perro chiribaya actual. Foto: La República.

El perro peruano con pelo

Hace algunos meses descubrí un artículo de la BBC sobre el descubrimiento de 40 momias de perros enterrados en el antiguo Perú. Pero no se trataba de los conocidos perros sin pelos, sino de perros peludos pertenecientes a la cultura Chiribaya (1100-1400 d.C. aprox.) de Moquegua, en la costa sur del Perú.

Gracias a un comentario enviado por Carlos Quiroz, del blog Peruanista, decidí dedicarle algunas entradas a este casi desconocido can autóctono que al morir era enterrado con honores de un ser humano importante para su pueblo.

Según un interesante artículo de Nilton Torres en La República aún se puede ver descendientes directos del "perro chiribaya" en Moquegua y existe un proyecto en marcha para recuperar la pureza de esta raza. "Por eso vamos a empezar un trabajo de recojo de ADN de los canes de la zona de Ilo para compararlo con el de las momias, y luego empezar un proceso de selección y crianza. Va a ser un trabajo de varios años, pero vale la pena" mencionó Martha Meier Miró Quesada, documentalista que viene apoyando las investigaciones de la antropóloga Sonia Guillén Oneglio.

Sonia Guilén y momia de un perro chiribaya. Foto: NatGeo.



30 nov 2008

TORTURAS DE LA INQUISICION DE LIMA: VIDEOS

Vídeos de dos tipos de torturas que aplicaba el Santo Oficio durante el Virreinato del Perú. Museo de la Santa Inquisición, Lima, Perú (1 de noviembre del 2008).

Tortura de la garrocha


Tortura del potro

LA MUERTE DE ABRAHAM VALDELOMAR

Abraham Valdelomar Pinto (1888-1919)

Por muchos años se creía que el escritor Abraham Valdelomar murió al caer a un silo de una casona en Ayacucho, pero el investigador Gotardo Almonacid Cisneros desvirtúa esa versión después de analizar informes de testigos de la trágica muerte del autor de "El Caballero Carmelo".
En este artículo también puedes leer las últimas palabras del afamado cuentista iqueño.

Se esclarece la trágica muerte de Valdelomar
Gotardo Almonacid Cisneros ha realizado una labor de investigación respecto a la muerte de Abraham Valdelomar. Así queda esclarecido el trágico deceso de “El Conde Lemos”.
Publicado en La Primera

Durante muchos años se repitió que César Vallejo había muerto de sífilis debido a una irresponsable tesis de Xavier Abril. Hasta que Javier Mariátegui decidió estudiar las recetas y medicina que se suministró a Vallejo y así, desmintió al autor de “César Vallejo o la teoría poética”. Lo mismo sucedió en torno a la muerte de Abraham Valdelomar. Por eso, es preciso celebrar el trabajo de investigación de Gotardo Almonacid Cisneros.

En efecto, Abraham Valdelomar viajó a Ayacucho para participar en el Congreso Regional. Llegó a caballo procedente de Huancayo, el lunes 27 de octubre a las 4.30 p. m., de 1919.

Todos los diputados fueron invitados al hotel Bolognesi a una cena de gala. Antes, Valdelomar visitó una farmacia y después necesita estar solo. Gotardo Almonacid Cisneros, escribe: “Cuando Valdelomar sale del comedor, Pacheco va con él o le sigue los pasos. Nuestro escritor marcha por un paso desconocido, hacia una simple pared que conduce a una escalera a interior de piedra, da un paso en falso y cae al vacío, rompiéndose la columna vertebral contra el pretil de una vieja escalera del tiempo de la colonia y, rebotando cae sobre un montículo de piedra al lado de aquella escalera. Transcurridas algunas horas, lo encontraran quejumbroso, con la columna vertebral fracturada y dolores insoportables. (…) Abriendo los ojos desmesuradamente, murmuró: ‘Me estoy muriendo’ y exclamó haciendo un último esfuerzo: ‘Dios mío, ¿por qué me llevas tan pronto?, si todavía no he terminado mi trabajo’. Expiró a las dos y media de la tarde del 3 de noviembre de 1919”

Como dice Gotardo Almonacid Cisneros: “La muerte trágica de Valdelomar sirvió para que sus enemigo se ensañaran con él después de muerto, tejiendo una versión tergiversada de los hechos, haciendo correr el rumor malévolo que había muerto encima de una inmundicia. Afirmación sin pruebas. Quienes lo encontraron declararon haberlo hallado sobre un montículo de piedras, al pie de las gradas, con la columna espinal quebrada. Esos ególatras y figuretis que siempre eran los mismos que destilaban el veneno de la envidia y la incomprensión contra César Vallejo y José Carlos Mariátegui”.