16 ago 2010

BIOGRAFÍA DE ISABEL FLORES DE OLIVA

Isabel Flores de Oliva.
Breve biografía de Isabel Flores de Oliva

Isabel Flores de Oliva, más conocida como Santa Rosa de Lima, nació en Lima, Capital del Virreinato del Perú, el 30 de abril de 1586. Sus padres fueron el soldado español Gaspar Flores y la costurera indígena María de Oliva.
A los tres meses de nacida su madre comenzó a llamarle Rosa, considerando que era tan hermosa como la flor. Desde pequeña sintió una fuerte vocación religiosa, por lo que oraba y ayunaba con mucha frecuencia.

A los diez años se trasladó con su familia al pueblo de Quives, en la sierra de Lima, y allí recibió el sacramento de la confirmación de Santo Toribio de Mogrovejo. Sus biógrafos sostienen que su estancia en esta localidad andina le dejó imborrables recuerdos de los terribles sufrimientos de los indígenas en las minas y obrajes que administraba su padre.

A los 15 años regresó a Lima y a los 20 se incorporó como Terciaria del Convento de Santo Domingo. Fue muy devota de Santa Catalina de Siena, y así como ella mortificaba su cuerpo con rudos castigos y estrictas penitencias. Así acompañaba la pasión de Cristo y el sufrimiento de los indígenas del Virreinato del Perú.

En su casa del barrio de Malambo ayudaba en la economía familiar hilando y bordando hermosas prendas para su venta. Su madre la llamaba "linda costurera". Siempre trabajaba haciendo cantos y alabanzas para Dios, la Virgen María y el Niño Jesús. También acudía a los hospitales de la ciudad para atender a muchas pacientes aliviando sus penurias. Incluso convenció a sus padres para cuidar a los enfermos en un ambiente de su propia casa.

A la edad de 31 años falleció en su ciudad natal. Al parecer fue por una tuberculosis, agravada por la dura mortificación de su cuerpo. Era el año 1617, y una multitud de limeños le rindió homenaje. En 1671 el Papa Clemente X la canonizó como Santa Rosa de Santa María, Patrona de las Américas y las islas Filipinas.

15 ago 2010

IMÁGENES DE SANTA ROSA DE LIMA

Santa Rosa de Lima (1586-1617) es la peruana más conocida y venerada a nivel mundial. Su vida mística y sus obras piadosas la convirtieron en el mayor símbolo de la evangelización americana, convirtiéndose en 1671 en la primera santa nacida en el Nuevo Mundo. A propósito de la cercanía de su festividad del 30 de agosto le dedicaremos varias entradas con datos, fotos y dibujos sobre su interesante biografía.

Para empezar tenemos cinco imágenes captadas en una reciente visita al Convento de Santa Rosa de Lima, en la capital del Perú.

Imágenes de Santa Rosa de Lima





13 ago 2010

EL SACRIFICIO DE CAHUIDE

Cahuide en la batalla de Sacasyhuaman.
Pintura: Juan Bravo Vizcarra.

El Sacrificio de Cahuide

Durante la gran rebelión de Manco Inca por la reconquista del Cusco y el Tahuantinsuyo (mayo de 1536) sobresalió la figura de un gran general incaico. Muchos lo conocen como Cahuide, aunque su verdadero nombre pudo ser Kullash o Tito Cusi Huallpa.



Estuvo presente en el “Juramento de los Vasos de Oro” que realizó Manco Inca en Calca y peleó con denuedo en el ataque a la Ciudad Imperial. Pero su nombre quedó inmortalizado por haber comandado la toma del templo de Sacsayhuaman y morir luchando en su defensa.

Sacsayhuaman fue el principal bastión tomado por los rebeldes durante el cerco al Cusco. Se la arrebataron a los indios cañaris, fieles aliados de los españoles, después de dos días de sangrientos combates. Cuando Manco Inca se replegó a Ollantaytambo, le encargó a Cahuide defender Sacsayhuaman hasta su retorno.



Cumpliendo su misión el bravo capitán cusqueño y un puñado de selectos guerreros cusqueños rechazaron con piedras y lanzas muchos intentos de los cristianos y cañaris por recuperarla. Entre los hispanos caídos en los combates estuvo Juan Pizarro, hermano del Gobernador Francisco Pizarro. Una pedrada le cayó en la cara y le provocó su muerte. Después de tres días de enconada resistencia, los defensores quedaron sin agua ni alimentos y se atrincheraron en el torreón de Muyucmarca.

El soldado y cronista Pedro Pizarro, testigo presencial de estos hechos, cuenta que Cahuide siguió peleando como un león, yendo de una parte a otra, estorbando a los atacantes que querían subir con escaleras. Cuando casi todos sus compañeros habían muerto o desfallecían, él seguía combatiendo con un morrión y una adarga que le había quitado a los españoles. Cuando por fin un escuadrón encabezado por Hernando Pizarro logró llegar a lo alto del torreón de Muyucmarca, le ofrecieron respetar su vida si se entregaba, pero el legendario guerrero cobrizo arrojó sus armas contra ellos, se cubrió la cabeza con su manto, y se arrojó desde lo alto de la fortaleza para evitar que lo tomasen con vida.